lunes, 31 de mayo de 2010

El Sueño del Fevre

Señores, ¡en pie!

George R.R. Martin lo ha vuelto a hacer. Sólo he leído de él los libros en castellano de Canción de Hielo y Fuego (magistral, ojalá llegue a terminarla) y Muerte de la luz (su primera novela, flojita). Pero El Sueño del Fevre, de 1982, es un libro muy agradable de leer.

Ya se adivinan en él aquellas virtudes que harán de Canción de Hielo y Fuego una serie imprescindible que ha revolucionado la Fantasía. Prosa ágil, capítulos de una extensión adecuada y que terminan en un miniclímax que hacen que el lector desee seguir leyendo (lo leí en una semana y el pasado jueves me dieron las 2 de la mañana con él a pesar de que al día siguiente tenía que trabajar... un capítulo más, a ver cómo sigue...) y un afán por hacer la puñeta a los protagonistas que a veces hacen odiar al autor. Sí, Martin tiene un poco de mala baba.

El Sueño del Fevre es una novela de vampiros ambientada en la década de los 50 del siglo XIX, cuando los vapores de palas eran los amos del Mississippi. Ciudades como San Luis o Nueva Orleáns están adecuadamente reflejadas; la ambientación de la vida en el río, la esclavitud, el período anterior a la guerra civil americana... todo brilla. Parece que estemos en el mismo puente del vapor, viendo el brillo del sol sobre las aguas mientras se escucha el rítmico sonido de las paletas golpear el agua... Las escenas son tan vívidas que hasta hace calor cuando leemos los pasajes que tienen lugar en las calderas, durante cierta persecución, rememorando las infernales condiciones de vida en estos trabajos.

Su calidad se ve infinitamente magnificada si se compara con otra novela de vampiros de reciente factura, Nocturna, y de la que ya hablé aquí. Todo lo interesante que es la novela de Martin lo tiene aquélla de pésima factura. El maestro de vampiros de Nocturna resulta risible en ocasiones, muy al contrario que el depravado Damien Julian de la novela de Martin. ¡Éste sí que da miedito y repelús! Pero, para mejorar la cosa, parece que los autores de Nocturna no se dan por aludidos y amenazan con perpetrar al menos una segunda parte.

Algún amiguete mío me dijo que El Sueño del Fevre estaba muy bien, pero que es mejor si no se sabe que es una novela de vampiros. Curioso, porque uno se da cuenta desde el capítulo 2. Pero aún así merece mucho la pena.

No es una obra maestra, pero bien se merece un 8, además de mi aplauso y esta recomendación.

¡Que aproveche!

jueves, 27 de mayo de 2010

¿Papel o digital?

Cuando de leer se trata, ¿qué es más satisfactorio? Es una papeleta de difícil resolución.

Si bien la lectura en papel conlleva el trabajo de más sentidos (el tacto del papel, el sonido de las hojas al pasar, el olor de la encuadernación...) y es evidentemente la aproximación más romántica a la literatura, cada vez gana más adeptos la lectura en soporte digital porque al mismo tiempo aumentan las opciones: móvil, PDA, netbook, e-reader, el portátil o el sobremesa de toda la vida...

Yo alterno una y otra sin ningún pudor: leo uno o dos libros en formato electrónico (PDA, formato mobipocket) y otro u otro par en papel. La verdad es que necesito el papel para poder desconectar  del libro digital. Al tener un dispositivo con retroiluminación de pantalla (muy cómodo para leer a oscuras y no molestar al vecindario) fatiga más a la vista. Además, después de dos años y pico leyendo en formato digital, estoy convencido de que el rendimiento de la lectura y la fatiga mental es mayor. Como una página en papel se traduce en 5-6 páginas en digital, parece que tras una hora has leído un huevo y al final, si echas cuentas, no resulta tanto. Según mis estadísticas, leo del orden de 20 páginas / día en formato digital y 30 páginas / día en papel.

No obstante, es de destacar que se pueden llevar varios tochos en una tarjetita de memoria que, de otro modo, ocuparían una equipaje de mano completo. El ahorro en peso está garantizado. Como corolario, está claro que se salvan unos cuantos árboles al cabo del año.

¿Cuál es el futuro? Supongo que cada vez más el formato digital. Es algo inevitable. No obstante, a mí me gusta comprar los libros de los autores que realmente sigo (no son tantos: George RR Martin, Pérez-Reverte, Pratchett o Sapkowski) y me recreo en su lectura con todos los sentidos, así que creo que seguiré así una laaaarga temporada.

En cuanto a los e-readers, aún esperaré una temporadita. Supongo que caerá, pero todavía cuestan una pasta y las imágenes no se reproducen con caliad suficiente. ¿El ipad? De momento, un timo.

NOTA HISTÓRICA AL MARGEN: hoy se cumplen 70 años de Dunkerque. Aún no se entiende cómo tantos ingleses escaparon de sus playas, cuando los alemanes estaban tan cerca y eran tan abrumadoramente superiores. Afortunadamente, doscientos mil soldados estaban listos para volver a luchar en otro frente. Qué hubiera pasado si los alemanes hubieran liquidado la bolsa entra dentro de la historia-ficción. Probablemente un número tan grande de prisioneros les hubiera supuesto grandes quebraderos de cabeza.

martes, 25 de mayo de 2010

Otro 25 de mayo

Pues sí,

otro día de salir con la toalla a la calle y enorgullecernos de ser frikis.

Porque tenemos derecho a ser diferentes y, sobre todo, a sentirnos diferentes. El friki, al contrario que otras minorías, no ansía ser parte del todo, integrarse en la comunidad. Más bien quiere diferenciarse todo lo posible en su subuniverso friki, centro geométrico de éste nuestro universo n-dimensional, practicar el frikiracismo con aquellos cuyas aficiones considera indignas del más mínimo frikismo ("mira tú el friki éste, lo colgao que va con las nuevas cartas de Magic") fagocitar a la sociedad si puede ser lavando el cerebro de los nofrikis y, en último término pero no menos importante, DOMINAR EL MUNDO. ¡MUAHAHAHAHAHAHAHA!

Por mí, por ti, por los altos, por los bajos, por los guapos, por los feos, por los optimistas, por los pesimistas... por todos.

lunes, 24 de mayo de 2010

Runequest

Me hago viejo.

Lo asumo

Los recuerdos asociados a mis aficiones se van ya varias décadas atrás. Y Runequest es parte de estos recuerdos.

Aunque se puede decir que aprendí a jugar a rol con AD&D, el primer juego del que supe que existía fue el Runequest. Incluso leí el Manual Básico antes de jugar a nada parecido. La verdad es que no entendí mucho más allá de saber que era la herramienta para dejar volar la imaginación.

Desarrollado por Chaosium y publicado en España por la mítica JOC Internacional, que además era dueña de los derechos de El Señor de los Anillos (MERP), La Llamada de Cthulu o publicaba la no menos mítica revista Líder, como jugador lo experimenté relativamente tarde y como un experimento para cambiar un poco de ambientación frente a la saturación que llevábamos de aventuras mazmorreras.

Estaba ambientado en una suerte de Europa Mítica, donde convivía el mundo real con la magia y las criaturas míticas. Pero no menos importante era la sencillez del sistema. Unas sencillas tiradas de percentiles determinaban el éxito o el fracaso de la acción. Dentro de estos resultados teníamos los éxitos especiales y los críticos, además de las tan temidas pifias. Ponían la salsa en las partidas y nos echábamos unas risas que no veas... cuando no le tocaban a uno mismo, claro.

Más complicado era el sistema de magia. El lado bueno es que era accesible a cualquier personaje independientemente de su clase. El malo, una cierta complejidad que me repelía. O quizá fuera que no soy demasiado aficionado a las artes arcanas (que yo recuerde, en todos estos años sólo he llevado un mago puro, y un par o dos de sacerdotes), aún hoy no me he decidido.

Lo que no se puede discutir es el realismo del sistema de juego: puntos de golpe por localización, reglas de fatiga, combates sangrientos que terminaban las más de las veces con miembros amputados, guerreros en brillante armadura que mueren a manos de un campesino que por un golpe de suerte los ensarta en su horca (01, en la cabeza; amigo, te comes un crítico como un castillo...). Este realismo jugó un papel fundamental en el fracaso de la primera experiencia; acostumbrados a AD&D, nuestros jugadoreas más "duros" no pudieron asumir que sus personajes cayeran como moscas. Pero esa incertidumbre cada vez que había un combate es algo superior; sabes que vas, pero no si vuelves...

Su ambientación vikinga fue un gran acierto y ha sido la única que alguna vez hemos jugado. Encarnar a esos poderosos hombres del norte, quizá un berserkr o un godar sacerdote de Odín. Vamos, como Kirk Douglas y Toni Curtis, o como en Devoradores de cadáveres...

Parece que van a volver a reeditarlo. Más bien a reelaborarlo, dentro de esa vorágine de vuelta a los orígenes de los juegos de rol tradicionales. Miedo me da pensar lo que pueden hacer con él, pero nunca se sabe. Quizá tengamos otra joyita entre manos.

"He aquí que veo a mi padre...."

domingo, 23 de mayo de 2010

Microrrelatos

Una corriente literaria actual es la del microrrelato, más breve que un breve, hiperbreve. Por mucho que he buceado, no he podido encontrar un límite de palabras a partir del cuál deja de serlo, pero parece que se acerca a las 150.

Guardan todos un estilo similar, un giro, juegan con el doble sentido y algunos requieren unos segundos de asimilación hasta que todas las connotaciones del texto explotan en la mente del lector. La inspiración llega en cualquier momento, los hechos cotidianos son reflejados hasta el mínimo de palabras, lo que hace que el lector tenga que hacer un esfuerzo consciente para completar el sentido.

Pequeñas joyas conviven con piezas sin valor. Las primeras son relativamente frecuentes, y quizá brillen más al compararse con el resto. Y además se leen rapidísimo, lo cual es quizá una también una desventaja porque muchos de ellos seguidos parece que saturan el entendimiento. Como cuando vas a comprar un perfume y después de haber probad diez, ya no sabes a qué huele el siguiente.

Si vamos más allá aún, nos encontramos con el nanorrelato. Todo un abanico de sensaciones en apenas diez palabras...

Como muestra, un botón. Este pequeño relato lo leí hace seis o siete años y todavía lo recuerdo. Simple, pero efectivo. Lamentablemente, no tengo ni idea de quién es su autor.

"El conde me ha invitado a cenar esta noche en su castillo. Naturalmente, yo llevaré la bebida."

jueves, 20 de mayo de 2010

Comportamientos obscenos

La entrada de hoy es una excusa para desahogarme.

Mi país lleva dos años en crisis, una profunda crisis que algunos se negaron a aceptar y así nos va. Más de cuatro millones y medio de parados, un 20% de la población activa. Más de un millón de hogares en los que no entra ningún salario ni cobertura social. Un déficit público que crece de forma galopante. Seis trimestres con PIB negativo hasta el último en que se aprecia un pírrico aumento del 0,1% que nos permite, alegres, pregonar a los cuatro vientos que hemos salido de la recesión.

Un país con grandes deficiencias estructurales, donde la inversión en I+D+I no llega a la media comunitaria. Un país que ha crecido gracias al ladrillo y al pelotazo. Un país cuya clase política está a años luz de lo que sería necesario. En suma, un país deprimido y pesimista. A no ser, claro, que ganemos el mundial de Sudáfrica. Entonces se habrá arreglado todo.

¿Dónde han estado los sindicatos hasta ahora?

Basta que se anuncie que se va a tocar el sueldo de los funcionarios, a la baja por supuesto, para que se monte la de Dios es Cristo en unas horas. Amenazas de huelga, declaraciones populistas y demagogas... No olvidemos que el funcionario tiene su puesto garantizado de por vida. Porque han sacado una oposición. ¿Y luego? ¿Y si su empresa tiene problemas? Porque su empresa es la Administración, cualquiera de ellas. ¿Dónde está el fomento de la productividad? ¿No es más el fomento de la covachuela, la camarilla y la sopa boba?

¿Dónde estábais vosotros sindicalistas, desgraciados, cuando la gente ha ido perdiendo su empleo? ¿Cómo podéis enarbolar la bandera del progresismo y la lucha por el trabajador sin que se os caiga la cara de vergüenza? No sois más que fariseos.

¿Olvidáis que los trabajadores del sector privado también ven congelados o recortados sus sueldos, en muchos casos aún menores que el del más mísero funcionario? ¿Olvidáis además que éstos, a diferencia de aquellos, pueden verse en la calle en cualquier momento? ¿No pasamos acaso todos un "concurso oposición" todos los días?

Me da asco. Parece que hay trabajadores de primera y trabajadores de segunda, que tienen que cargar todo a sus espaldas.

Y, además, el FC Barcelona paga 40 millones de euros por Villa. Por supuesto, los aficionados están encantados cual borregos. No tendrán para comer, pero sí para el abono de temporada.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Fray Cadfael

Una recomendación para hoy: la serie de novelas de Ellis Peters protagonizadas por el hermano Cadfael.

Ambientada en el siglo XII, el protagonista es un monje benedictino, herbolario de su abadía y con unas excelentes dotes de observación y deducción. Las novelas son whodunits al estilo de Agatha Christie, de unas 200 páginas cada una y que se leen muy bien. Los giros en la trama son inesperados y el final siempre acaba sorprendiendo.

No solo es evidente su calidad en ese sentido sino que, aunque no es su objetivo prioritario, su ambientación está también muy trabajada. En la década de los 30 del siglo XII, en Inglaterra, en medio de la lucha entre el rey Esteban y la pretendiente, la emperatriz Matilde (Maud). La ciudad ha crecido alrededor de la abadía y es parte del señorío del abad. Las tensiones entre los sajones y la élite normanda, recién llegada, está también a la orden del día. Cadfael está ya en la sesentena y ha vivido mucho desde que fue un joven cruzado en la Primera Cruzada y viviera largos años en Tierra Santa.

La primera novela de la serie es "Un cadáver de más", en la que se trata de encubrir un asesinato tras una ejecución múltiple en la ciudad. Evidentemente las cuentas no salen, hay un cadaver de más, y más por accidente que por otra cosa, fray Cadfael se adentra en el misterio.

Y al mismo nivel que la serie de libros está la serie de televisión, con Derek Jacobi (Yo, Claudio) en el papel de Cadfael. La ambientación es genial, los guiones son fidelísimos a los libros y si además se ve en versión original, el resultado es de primera.

Por eso os los recomiendo: libros y serie de televisión.

domingo, 2 de mayo de 2010

La caza del Octubre Rojo

Ya he terminado la hamburguesa de la que hablaba aquí y ha dejado un buen sabor de boca. Evidentemente no es una joya de la literatura, pero es entretenida y se lee rápido y bien (nota mental: escribir alguna entrada sobre la diferencia de leer en papel o en PDA). La primera novela de Tom Clancy, y la segunda que leo del autor (Deuda de Honor, es la otra, en la que Jack Ryan se convierte en presidente de los Estados Unidos). Y como he visto suceder en ocasiones (Stephen King, por ejemplo), el prometedor inicio se convierte en una cuesta abajo o, en el mejor de los casoso, en una montaña rusa.

Pero en cierto modo no se libra de la comparación con la película, que en este caso sale ganando. Sean Connery ha sido muy grande y en el papel de Marko Ramius, capitán del Octubre Rojo, su figura es enorme comparada con la de los demás protagonistas. Es imposible leer la novela sin ponerles cara a los personajes que conocemos y puede que esto no sea justo para la novela.

Curioso ver cómo ha avanzado la tecnología desde 1984. Afortunadamente, los programas informáticos no van en cientos o miles de tarjetas perforadas.

¿Cuál es el principal problema del libro? La no deseada retahíla de nombres de modelos de armas, aeronaves y sistemas que, como en un examen del colegio, el autor va soltando por esa boca. ¿Por qué no podrán evitar la tentación de demostrar lo mucho que conocen del tema o lo mucho que se han documentado? Es habitual en muchos autores, pero en ocasiones dificulta la lectura o es manifiestamente pedante.

La recomiendo para pasar unos días entretenido en el verano, que ya se acerca. En tres o cuatro jornadas ya está ventilada. Un cinco, para La caza del Octubre Rojo.