miércoles, 30 de marzo de 2011

Los juguetes se hacen adultos

Toy Story 3 cierra, parece que definitivamente, la trilogía que tiene a Woody y Buzz como sus mayores exponentes. Y para mí que la serie, como suele ser habitual, remonta el vuelo tras una segunda parte que, sin ser ni mucho menos mala, no está a la altura de las expectativas generadas por la primera.

La historia es sencilla en apariencia: Andy se hace mayor y se va a la universidad; tras ciertas vacilaciones, mete a Woody en la maleta que se llevará y al resto en una bolsa de basura con la idea de guardarlos en el trastero. Por una de esas casualidades que sólo pueden ocurrir en una película, la bolsa de basura queda en el pasillo, expuesta a la acción de mamá que, evidentemente, los tira a la basura. Woody los rescata y juntos se meten todos en una caja con destino a... LA GUARDERÍA.


Es allí donde se desarrolla la mayor parte de la historia y las peripecias de esta entrega, y donde aparecen secundarios impactantes y maléficos: el osote de peluche, cacique de la guardería y que maquinará sucios planes; su guardaespaldas, un bebé de gran tamaño; Ken, acomplejado por ser un juguete para niñas; un mono con platillos, implacable vigilante en la sala de circuito cerrado de televisión... Además de los habituales: el señor patata, Rex, los alienígenas del gancho (que protagonizan, me parece, el momento más reprochable de la peli, un Deus ex machina poco creíble)...

¿Qué hay detrás de la historia aparente y de los gags, alguno muy bueno, por cierto? Pues una historia de amistad de las más clásicas. Llega incluso a emocionar en varios momentos (la escena del crematorio del basurero y la del final, principalmente). Además de que el perenne optimismo de Woody, que ha tratado de contagiar a sus amigos durante las tres películas, tiene finalmente una recompensa bien merecida. Me gusta, porque muestra valores que no dudaría en enseñar a mi hija y me sentiría orgulloso de ella si los adquiriera.

Además no deja de resultar paradójico que en una película sobre juguetes, realizada con los mayores avances del gremio cinematográfico por ordenador, lo más avanzado sea un telesketch. Me gusta también que se valoren los juguetes de siempre. Basta ya de consolas, que absorben el seso, y más clicks de playmobil, más imaginación para los chiquillos.

Al perder el efecto sorpresa de la primera no voy a darle un sobresaliente, pero sí un notable alto.

Aún así, imprescindible.

jueves, 24 de marzo de 2011

Cavernícolas feministas

Lo último que he leído es El Clan del Oso Cavernario, primer libraco de la saga que escribe Jean M. Auel desde hace un porrón de años.

He de decir que hasta ahora sólo había tenido vagas referencias de amigos o conocidos, además de haber podido ver, hace ya muchos años y a altas horas de la madrugada, la película basada en el libro protagonizada por Daryl Hannah. Pero siempre me llamó la atención poder comprobar por mí mismo si era para tanto.

He de decir que el resultado del experimento ha sido decepcionante. No tremendamente decepcionante, pero sí lo suficiente como para plantearme seguir con la serie. No obstante, también pienso que si pude con La Rueda del Tiempo, podré con esto.

¿Por qué es decepcionante? Pues por un cúmulo de razones y circunstancias que, analizadas individualmente quizá no sean para tanto pero que vistas en conjunto hacen que el juicio sea, como poco, neutro.

Las primeras 40 o 50 páginas fueron duras, hasta el punto que me planteé dejar la lectura y pasar a otra cosa. Pero las veces que tuve que tomar tan drástica decisión se pueden contar con los dedos de una mano, así que continué con ello. Hasta el final.

De acuerdo que la recreación de la vida de un clan neanderthal está bastante lograda y que se transmite algo de la presumible dureza de su existencia. Pero a partir de ahí, hay un detalle tras otro que hacer rodar el conjunto por la pendiente de mi desinterés.

El principal problema de El Clan del Oso Cavernario es, lamentablemente, bastante habitual en los escritores de best-sellers: la falta de credibilidad, ya sea en las situaciones planteadas, en el transfondo de los personajes o en ambas. Y a mí, esto me parte por la mitad.

Para empezar, es una cuestión bastante dudosa el que un clan de neanderthal se ocupara de una pequeña desamparada, no ya de otro clan sino de otra especie. Es más que probable, en mi opinión, que la vieran como un posible rival en la competencia por la supervivencia. Quizá no la sacrificaran activamente, pero tampoco moverían un dedo por ella.

La hipótesis que plantea de que los neanderthal, principalmente las mujeres, tuvieran una memoria racial que sólo haría falta despertar para acceder a todo el conocimiento acumulado por generaciones y generaciones de humanoides desamparados es, cuando menos, discutible y en cierto modo risible.

Es más que discutible la posibilidad de crías híbridas de las dos especies. Está demostrado que neanderthales y cro-magnones son dos ramas totalmente separadas de la evolución humana. Nosotros no derivamos de ellos, como se pensaba hace tiempo. Incluso en el caso, más que hipotético, de un embarazo de un híbrido, lo más plausible es que éste no llegara a término o que, de ser así, pudiera llegar a provocar la muerte de la madre, si ésta fuera cro-magnon, debido a las importantes diferencias morfológicas entre unos y otros.

Ya estoy más que cansado del concepto del buen salvaje que posee o puede adquirir conocimientos con una facilidad pasmosa (esto último también se aplica a Tarzán, capaz de aprender a leer inglés sin hablarlo).

En todo el texto se aprecia un nada disimulado aroma feminista que me resulta particularmente difícil de creer. En las sociedades primitivas, basadas en la tradición, no existen los conceptos revolucionarios sino que las acciones y actitudes se repiten de generación en generación.

Esta falta de credibilidad, este querer dar a los personajes unos valores marcadamente fuera de su tiempo, este concepto del buen salvaje, son un lastre excesivo para una historia que no se lee mal, desperdiciando unos personajes hasta cierto punto atractivos.

Aparte que el feminismo y su continua justificación histórica, es un concepto que me desagrada especialmente.

Pero eso, es otra historia.

domingo, 13 de marzo de 2011

Dos noticias

Hace pocos días me he enterado de dos noticias que van a romper el panorama de la Literatura Fantástica.

La primera (redoble de tambores, por favor): George R.R. Martin  ha anunciado la publicación de la quinta entrega de Canción de Hielo y Fuego para el 12 de julio de 2011. Son muchos los años pasados desde Festín de Cuervos, que prácticamente no satisfizo a casi ningún aficionado al obviar a los personajes más carismáticos, convirtiéndose en algo así como un tomo de transición. Las esperanzas puestas en que A Dance with Dragons va a ser espectacular son muchas. Espero que no se vean insatisfechas.

Lo que no sabemos es fecha de publicación en castellano. El precedente con Festín de Cuervos tampoco invita al optimismo, pues pasaron casi dos años desde que se editó el original en inglés. Que yo sepa, ahora mismo no existe ninguna fecha.

La segunda noticia es menos espectacular pero para mí tanto o más importante: la publicación de The Wise Man´s Fear (El temor de un hombre sabio), segunda parte de El nombre del viento, de Patrick Rothfuss y del que ya dije en varias ocasiones que ha sido mi gran descubrimiento en el año 2010. Las fechas en este caso son de marzo de 2011 para su edición en inglés y diciembre de 2011 para su edición en castellano. Ideal para regalar por Navidad.

Dos libros para disfrutar y que, espero, comentaremos.

Iron Man 2

Otra película basada en personaje carismático de la Marvel que resulta ser perfectamente olvidable, mediocre de principio a fin quizá con la excepción de la interpretación de Robert Downey Jr.: él ES Toni Stark (como Tobey McGuire ES Spiderman o Patrick Stewart ES Charles Xavier).

Si no fuera por su acertada interpretación, esta superproducción quedaría al mismo nivel que muchas otras. Como una sucesión de fuegos artificiales sin contenido, enganchando al espectador por la mera espectacularidad de sus escenas.

Porque espectacular es un rato. La armadura de Iron Man resulta real, de cerca, de lejos, en acción... Las escenas de combate con los drones son también espectaculares. Pero no hay nada más de interés. Incluso parece por momentos que la cinta no se toma en serio a sí misma. El villano competidor de Stark es un malo de opereta, un poco la vuelta a los malutos dirigentes de la OCP de Robocop, o de producción de Menahem Golan y la Canon. Serie Z, para entendernos.

El otro maluto, el de acción por así decir, es el desfigurado Mickey Rourke. La verdad que aquí no hace nada del otro mundo, así que si sólo fuera por esta película, yo diría que está enormemente sobrevalorado en su regreso. Supongo que su papel en El luchador mereceria más la pena, porque en Sin City tampoco me pareció para tanto. En cualquier caso, tampoco el personaje ayuda. Es en sí mismo un cliché andante.

Samuel L. Jackson es Nick Furia, versión Ultimate; no me acabo de acostumbrar. Me parece que no es más que una autopromoción de Los Vengadores (hay también referencias a Capitán América y a Thor). Ya lo hicieron en la primera y en la peli de Hulk de Ed Norton (me encantó, por cierto).

Por el lado femenino, Gwyneth Palthrow, bastante mojigata, es el ancla de Toni Stark con la realidad y poco más. Scarlett Johansson está espectacular como Viuda Negra, pero lamentablemente sólo en lo físico.

Creo que tampoco hay que ser injustos con los actores. Los papeles, bastante planos todos ellos, no permiten lucirse (a Scarlett sí, pero es que no sé cómo puede respirar con el traje que lleva). Ni historia, ni personajes...

Pero la cosa es que está entretenida. Eso sí, para verdaderos aficionados del personaje o de Robert Downey Jr. ¿Qué nota le damos entonces? Soy aficionado, pero tampoco tanto.... Creo que un cuatro está más que bien. Y de todo el listado de pelis de supehéroes, hay muchas que están a su nivel o incluso por detrás (la infumable Elektra, por ejemplo).

Tengo ganas de ver las que vienen en los próximos tiempos, sobre todo la de Thor. He seguido mucho más sus tebeos que los de otros personajes y espero que lo hayan tratado bien.

A cruzar los dedos.

sábado, 12 de marzo de 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Crimen y castigo

Hace pocos días, en un impresionante tour de force final, acabé de leer Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski, que se ha convertido en la primera novela rusa del XIX que me he echado a los ojos.

Podemos decir que no me era familiar nada más que el título, y eso gracias a las clases de Literatura Universal del fenecido B.U.P; lo mismo podemos decir de su autor. O sea, que me lancé más o menos a la ventura, tratando de ampliar mis horizontes culturales.

La verdad, no puedo decir que el resultado haya sido satisfactorio. Crimen y castigo ha sido uno de los libros que más me ha costado leer y no, como pudiera ser Nocturna, por su calidad, sino porque me ha resultado difícil meterme en la historia. Principalmente por dos razones: su estilo y su protagonista.

El estilo de Crimen y castigo es muy decimonónico, abundante en descripciones, digresiones y monólogos. No es que me apasione, pero lo tolero bastante bien cuando lo soportan una historia adecuada y/o unos personajes carismáticos. En este caso, si bien la historia tiene momentos de interés, el personaje principal no me ha atraído. Más bien al contrario, me he sentido repelido por él y he sido incapaz de sentir la más mínima empatía.

Rodion Romanovitch Raskolnikof es un personaje difícil. Cínico, orgulloso hasta la soberbia, engreído... En muchas fases de la novela resulta crispante. En otras, directamente odioso. La relación que mantiene con sus amigos, hermana y madre, el poco respeto con que las trata, la dificultad que tiene para desarrollar una sensación mínima de afecto, lo convierten en un ser frío y poco recomendable. Ni siquiera en sus momentos más bajos, durante su enfermedad o al final de la novela, mientras cumple condena en Siberia, es capaz de corresponder a las atenciones que recibe. Sólo un poco antes de leer el ansiado FIN, parece que hay esperanza con él.

Así que para mí ha sido casi un suplicio el ir pasando las páginas, encontrando la motivación necesaria para llegar al final (pocos libros he dejado inacabados). No obstante, ya que es mi primera incursión en autor y entorno, me queda confirmar que no haya sido yo mismo el problema.

Al final, me quedo con una desagradable sensación. Está claro que no todo el mundo puede leer cualquier libro.