lunes, 30 de abril de 2012

¡Vengadores, reuníos!

Ése era el grito de batalla del grupo de superhéroes más poderoso de la Tierra, los Vengadores. 

Después de varios años preparando a los espectadores con espectaculares superproducciones, llegó la hora en que Marvel Productions, en colaboración con la Paramount, nos presenta la adaptación a la gran pantalla de esta serie de tebeos, una de las más antiguas de la Factoría. Por supuesto, se toma alguna que otra licencia (faltan Avispa y Hombre Hormiga, aparecen Ojo de Halcón y Viuda Negra), pero me da igual, nunca he sido un purista. Y si el resultado final es visualmente tan impactante, mejor que mejor.



Porque Los Vengadores es eso, un cúmulo de sensaciones visuales que bombardean al espectador desde el primer minuto de metraje. Son, no lo olvidemos, los héroes más poderosos de la Tierra, así que no pueden enfrentarse a amenazas de tres al cuarto. No tenemos aquí a mutantes que no saben muy bien cuál es su lugar; como tampoco tenemos a adolescentes trepamuros con problemas tópicos y típicos de su edad. 

En Los Vengadores nos encontramos con dioses que caminan entre nosotros, multimillonarios seguros de sí mismos, genios científicos con, digamos, una doble personalidad, un héroe criogenizado y un poco demodé y asesinos que han descubierto que tienen escrúpulos y abandonaron hace tiempo el eje del mal.

Lo mejor de cada casa, vamos. 

Si a ello añadimos al director de una agencia gubernamental norteamericana que es como un Estado dentro de otro Estado, tenemos el cóctel perfecto para pasar dos horas y media entretenidos.

No es que estemos delante de un ejercicio de estilo guionístico. Más bien no. Todo es bastante básico: planteamiento - nudo - desenlace, o sea encuentro - desencuentro - somos amigos, interrumpido en ocasiones para solmenar unas cuantas hostias al maluto o malutos de turno, en este caso Loki, ayudado por unos tipos muy malos y muy feos que vienen de muy lejos a través de una especie de agujero de gusano...

Samuel L. Jackson clava a Nick Furia (en su versión Ultimate; es un poco moreno para la versión tradicional) y Robert Downey Jr. ES Tony Stark (como Toby McGuire ES Peter Parker, por mucho que ahora nos vayan a vender un nuevo comienzo, o Christian Bale ES Bruce Wayne). Ambos están muy bien y dan algunos de los mejores momentos. 

Chris Evans hace un Capitán América bastante apañado, aunque no deja de estar a la sombra de los anteriores. Thor tiene momentos espectaculares, que para eso es un dios nórdico con unos brazos como remos y unas espaldas como un armario empotrado. Ojo de Halcón, bueno, pues eso... ¡ah, se le acaban las flechas! Viuda Negra, psé... los morros de la Johansson y poco más.... 

Una pena que se haya caído Ed Norton, que me pareció una pasada en su versión de Hulk. Aquí tenemos en el mismo papel a Mark Ruffalo (ni idea de quién es este tío) que hace un buen apaño con Bruce Banner, la verdad, aunque creo que no llega a lo que hizo Norton.

Y eso, visualmente es una gozada. Vemos el helitransporte de S.H.I.E.L.D., que parece un portaaviones hasta que despega del mar y tal, se hace invisible... la pera, vamos. Uno lo pasa bien, aunque la historia sea poco más que una excusa para el despliegue de medios. Pero bueno, uno no va a ver Los Vengadores para luego discutir del método DOGMA o de Almodóvar...

No sé, no sé... ¿qué tal un siete?

¡Ah, y quedarse hasta el final de los títulos de crédito!

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