domingo, 29 de julio de 2012

IX Certamen de microrrelato Teseo

El pasado día 25 se cerró el IX Certamen de microrrelato Teseo, que convoca la página web El Multiverso

Se trata de responder a una pregunta planteada por el organizador  con un microrrelato de 500 palabras como máximo. El premio, organizar la siguiente edición (un marrón, vamos). 

Esta edición, la quinta en la que participo, suponía contestar la pregunta ¿Qué ocurre durante el solsticio de verano?  y se presentaron un total de veinticinco micros de diecinueve participantes (se podían enviar un máximo de dos micros por persona). 

El ganador fue, por segunda vez, Invierno con su relato Resurrección, con un total de 35 puntos recibidos de 16 personas diferentes (pero solo tres puntuaciones máximas). También fue para mí el mejor y le dí el máximo, pero su mejor baza fue la regularidad, pues todos excepto tres personas (una de ellas el autor, que no puede votarse a sí mismo) le dieron algún puntito. Sacó cuatro puntos al segundo, Noche de hogueras de Raelana.

Yo quede en el puesto 12 (en realidad el 16, por los empates) con Y su gloria renacerá, con un total de 5 puntos recibidos de cuatro pobladores. Desde el punto de vista numérico no hay variación con la edición anterior, pero los he recibido de más personas, lo cual me agrada bastante más.

El relato es un poquito de ciencia ficción de lo más clásico del género, con viajes interplanetarios, civilizaciones exóticas y una broma cósmica final. Creo que 500 palabras no fueron suficientes para explicar convenientemente la historia, pues unos cuantos comentarios fueron en ese sentido. Otros vuelven a incidir en mi tendencia a la sobreadjetivación, mientras que algunos optaron por echar en cara que invento palabras (plastiacero, por ejemplo).

Pero en general estoy contento. Tanto que voy a ampliar el micro hasta las 2.000 - 2.500 palabras y voy a presentarlo a algún certamen. Lo mas seguro que al Ovelles, en breve.

Por eso no voy a colgarlo, de momento. Una vez se resuelva el certamen, seguramente sin éxito para mí, lo colgaré.


sábado, 21 de julio de 2012

El lector de cadáveres

A veces elegir el pedido del bimestre en el Círculo de Lectores es como jugar a la lotería: te puede caer un premio gordo (por ejemplo, el descubrimiento de Patrick Rothfuss y El nombre del viento), una aproximación o una pedrea.

El lector de cadáveres me sonaba algo, pero aunque me llamó la atención en varias ocasiones, al final optaba siempre por otro título. Hasta que un mes no tuve mucho donde escoger y me decidí a pedirlo. 

No me arrepiento.



Ambientado en lo que es más o menos la China de los siglos XII y XIII (antes de las invasiones mongolas, en cualquier caso), la dinastía Song del sur. Un período de tiempo fascinante, pues aparece en ella el papel moneda, la pólvora o la brújula o, ojito a esto, la imprenta de tipos móviles, que no serían redescubiertos en el mundo occidental hasta varios siglos después. 

El protagonista de la historia es Song Cí (el primer nombre corresponde a la familia, el segundo al individuo), considerado el padre de la ciencia forense (el primer Grissom, vamos). En El lector de cadáveres se nos muestra como un joven con una fantática capacidad de observación que pone al servicio de sus estudios y de su progreso en la burocracia del estado. También sufre una rara enfermedad que hace que no sienta dolor (sus terminaciones nerviosas no mandan los mensajes al cerebro), lo que no dejará de tener su utilidad. Bueno, probablemente esta cualidad no sea más que un recurso dramático del autor (Antonio Garrido, español para más señas).

Sobre su figura, y en el marco incomparable de la capital del Reino, Antonio Garrido construye una gran historia que se va complicando hasta convertirse en un verdadero rompecabezas que el lector va descubriendo junto con el joven Cí. 

El desarrollo es más que adecuado y la división en pequeños capítulos ayuda a dar agilidad a la lectura y a mantener el interés del lector. En mi caso, como mi conocimiento de la cultura oriental es más bien mínima, aprendí mucho durante la agradable lectura.

Y para qué hablar del final, que me pilló desprevenido. Antonio Garrido da la solución y, mientras lo lees, te das cuenta que no ha habido trampa ni cartón. Todo estaba ahí desde el principio, lo que pasa es que no lo has visto. Me podía oler algo, pero no llegué a descubrir todo el meollo. 

Es una pena que no haya apenas datos sobre Song Cí, porque por lo poco que se sabe tuvo que ser un personaje fascinante. Y yo pensaba que todo era inventado, por cierto...

Ahora que llega el veranito, El lector de cadáveres es una buena opción para pasar el rato, mientras nos tostamos en la playita o en la piscina. 

Vamos a darle un siete, que para ser la primera vez que leemos a Garrido no está nada mal.

Por cierto, lo peor del libro es la portada de la edición del Círculo. Una katana no es una espada china, al menos que yo sepa.

martes, 17 de julio de 2012

Ya estamos de vuelta

Bueno, ya hemos vuelto.

Después de casi un mes, estoy en condiciones de retomar la actividad con ánimos renovados. Se ha juntado un poco el hambre con la gana de comer. O, por así decir, a perro flaco todo son pulgas.

Ha sido un mes de junio bastante complicado, en el que he pasado diecisiete días fuera de casa de veinticuatro posibles (fines de semana no entran en el cálculo). Así que, una vez de vuelta de alguno de los innumerables viajes a que me han sometido las circunstancias, no tenía demasiadas ganas de ponerme delante del teclado. 

Para rematar la faena, el mismo día en que España se proclamó, brillantemente, campeona de Europa de fútbol, completando una tríada que nadie ha sido capaz de igualar, en casa tuvimos una subida de tensión que acabó con el disco duro de mi ordenador. 

El pánico se apoderó de mí. Lo llevé entre algodones a una tienda de confianza, cerca del trabajo, y tras ímprobos esfuerzos consiguieron recuperar los datos y volver a ponerlo en funcionamiento. Mi gozo en un pozo, porque apenas 24 horas después volvía a fallar. 

Así que tuve que hacer una operación renove acelerada y comprarme un pepino con procesador i5, 8 Gb de RAM, 1 Tb de disco duro, tarjeta gráfica apañada y demás zarandajas, que tardaron una semana en servirme. Así llegamos al viernes pasado y al fin de semana, que pasamos en el pueblo lejos del mundanal ruido y de las conexiones de internet. 

Hoy asomo la cabeza en este mundo virtual y anuncio que estoy aquí y que espero mantener un ritmo de publicaciones un poco más elevado para ponerme al día. 

Eso y que tengo, por fin, Danza de dragones. En tapa blanda y dos volúmenes, por los que he pagado la nada despreciable suma de 38 leuros. De momento estoy leyendo El temor de un hombre sabio y después me pondré con él.

Pues nada, hasta mañana.