miércoles, 1 de mayo de 2013

Snooker

Vamos a cambiar hoy un poco de tercio, que me he dado cuenta que desde hace bastante tiempo no hablo más que de pelis y libros...

Durante unos cuantos años antes de irme a Madrid a trabajar, viviendo todavía en casa de mis padres, tuvimos tele por cable. Como en Gijón lo que sobra es la imaginación, la empresa se llamaba (se llama) Telecable.

Entre maravillas como Discovery Channel, Canal Historia, TCM y algún otro, pude disfrutar de Eurosport, la cadena de deportes, y acercarme a prácticas minoritarias en España como este snooker. Este es un tipo de billar muy popular principalmente en paises anglosajones.

Se juega en una mesa algo mayor que la del billar americano (el pool) y, además de la bola blanca, tiene quince bolas rojas y varias bolas de otros colores. Cada bola roja vale un punto. Las demás tienen valores que dependen de su color. Así, la amarilla vale dos puntos, la verde vale tres puntos, la marrón vale cuatro puntos, la azul vale cinco puntos, la rosa vale seis puntos y la negra vale siete puntos.

Mesa de snooker y bolas en posición de partida


Los dos jugadores, por turno, tienen que intentar meter el mayor número de bolas posible en las troneras, pero siguiendo un orden. Primero se debe meter una bola roja, para luego meter una bola de color, que luego se devuelve a su posición de partida. Si se consigue, una nueva bola roja seguida de otra de color y así sucesivamente. En el momento en que se han embocado todas las bolas rojas, el jugador debe embocar las bolas de color en orden ascendente de puntuación. En caso de fallo, el turno pasa al contrincante. 

Se denomina break el turno de un jugador. Si hacemos las cuentas, veremos que el máximo valor de un break es de 147 puntos (meter, sin fallo, las quince bolas rojas acompañadas de quince embocadas de la bola negra, más luego las seis bolas de color en orden ascendente). 



El frame es cada uno de los juegos en que se divide la partida. Es, realmente, el vaciado de la mesa de las bolas iniciales. La partida la gana el jugador que gana primero el número de frames pactados previamente.

Los jugadores de snooker son profesionales que participan en diversos torneos que les reportan pingües beneficios. Lo normal es que los jugadores con un ranking alto acumulan ganancias en sus carreras del orden de varios millones de libras esterlinas. Eso sin contar los ingresos por publicidad.

El juego en sí es bastante divertido de ver. Los grandes jugadores tienen un juego fluido, al que añaden ciertas dosis de estrategia para ir embocando bolas rojas en un orden que les permita alargar su break. A estos niveles, breaks por encima de los cien puntos son habituales, así que el contrario se encuentra sentadito en su silla, girando el taco de billar, mientras rumia por dentro que un rayo parta al otro...

También es cierto que la inmensa mayoría de las embocadas las consiguen mediante golpes directos, o sea, que la blanca golpea la bola deseada, que se dirige directamente a la tronera mientras la blanca se coloca en posición de atacar a la siguiente bola. Y también es cierto que en el momento en que la cosa se complica un poco, digamos que haciendo necesario que la blanca pegue primero en una banda para luego golpear la bola objetivo, lo más normal es que estas figuras fallen más de lo que sería deseable. Es esta una de las críticas que estos jugadores sobrellevan como un estigma, dirigidas por jugadores de billar serio. Pero claro, cuando ganas varios millones de libras esterlinas, estas cosas te las suelen traer al pairo.

He visto jugar a monstruos como Stephen Hendry, quizá el más grande que ha habido, o Ronnie O´Sullivan y su ceja como una autopista, como la de los hermanos Gallagher. También a verdaderas pesadillas para el espectador, como el lentísimo Peter Ebdon (tardaba tanto en realizar las jugadas que estabas deseando que fallara para olvidar ese suplicio). Pero a mí el que me gustaba de verdad era Tony Drago, jugador maltés que ha ganado más bien poco pero que era superespectacular y rapidísimo en su juego (ha consegido el puntaje máximo más rápido de la historia, en poco más de tres minutos y medio - recordemos, para meter 36 bolas).

Si algún día tengo la posibilidad, remota por lo que estoy viendo, de permitirme una casa de campo de cierto tamaño, me gustaría que mi sala de juegos contara con una mesa de snooker.

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