domingo, 16 de junio de 2013

La rosa de los vientos de Juan Antonio Cebrián

Allá por 1999 comenzaba mi proyecto fin de carrera para conseguir mi título de Ingeniería Industrial. Aquello me llevó un largo año, entregándolo y defendiéndolo finalmente en octubre de 2000. Además del desarrollo del proyecto, ese tiempo lo dediqué jugando a Baldur´s Gate (ya hablaré de ello por aquí, más adelante) y escuchar la radio de madrugada.

Digamos que mi ritmo de vida es bastante nocturno. Me cuesta mucho levantarme por las mañanas, pero aguanto muy bien por la noche, hasta altas horas de la madrugada. No es raro que durante el fin de semana me vaya a la cama a las tres o a las cuatro de la mañana. Este tiempo lo aprovecho para leer, ver películas, escribir, jugar videojuegos... Esas horas son la fuente de la que se nutre este blog. 

El año del proyecto comenzó con un horario bastante normal, pero pronto se fue alterando: me levantaba hacia el mediodía; trabajaba en el proyecto hasta la hora de comer; una horita de siesta; seguía con el proyecto hasta la hora de cenar; más proyecto; salía a buscar a mi novia (hoy esposa) que salía de trabajar a eso de la una de la mañana y la acompañaba a casa; de vuelta, seguía con el proyecto hasta las cuatro o las cinco de la mañana.

Esas horas nocturna las acompañaba escuchando la radio. Primero fue música, pero luego mi novia me comentó que había un programa en Onda Cero que hablaba de esas cosas que te gustan...

Así que probé. 



Era La rosa de los vientos de Juan Antonio Cebrián. Me encantó, tanto la forma de llevar el programa de Juan Antonio, como las secciones y los colaboradores. Había un poco de todo: historia, ufología, misterio, espionaje, cine, medio ambiente... Y qué decir de la sintonía del programa, traída de la banda sonora de El inglés que subió una colina y bajó una montaña (peli recomendable para pasar un buen rato), que ponía el cuerpo y el ánimo a tono. 

Me gustaban especialmente los Pasajes de la Historia (dramatización de diversos hechos históricos relevantes, narrados por Cebrían, con interesantes efectos sonoros, de algo así como media horita de duración), los Monográficos Zona Cero (donde los colaboradores Jesús Callejo y Carlos Canales acompañaban a Cebrián hablando de un misterio determinado, esas cosas de ufología, criaturas o fenómenos extraños), Materia Reservada (con Fernando Rueda, hablando de los servicios secretos, comenzaba con el sonido de unas piedras de hielo chocando con el vaso, y el chorrito de güisqui después), El rincón del escribano (con José Manuel Escribano hablando de cine) y las Tertulias de las cuatro C (Canales, Callejo, Cebrián y Bruno Cardeñosa).

En aquellos tiempos el programa era de domingo a jueves, de una a cuatro de la madrugada. Luego pasó a ser el sábado y domingo a la misma hora, pero este cambio ya me pilló en Madrid, trabajando. Y siempre, siempre, hacían un especial en Jueves Santo, hablando de temas y misterios específicos de la Semana Santa: la fecha exacta en que ocurrió, la Síndone, dramatización de la Pasión...



Pero en octubre de 2007, Juan Antonio Cebrián falleció víctima de un ataque al corazón fulminante. Y entonces Bruno Cardeñosa se hizo cargo del programa, que luego dejé de escuchar. No me gusta la deriva que tomó bajo el mando de este talibán del misterio, de la misma ralea que Miguel Ángel Blanco o Friker Jiménez. Del mismo modo que no se me ocurriría comprar la revista Historia de Iberia Vieja, también bajo la guía de este personaje.

No lo puedo asegurar al 100%, pero creo que Canales y Callejo ya no aparecen por allí. Mejor para ellos, digo yo.

Si podéis, tratad de recuperar los programas de esa Edad de Oro. Seguro que hay en la red cientos de fuentes de la que bajárselos




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