domingo, 28 de julio de 2013

El hombre de acero

Este es el título del último intento de revivir en las pantallas de cine a un personaje icónico de la cultura occidental: Superman. 



Para muchos, el rostro de Superman es el del desaparecido Christopher Reeves, pero si analizamos las cuatro películas que se hicieron a finales de los setenta y principios de los ochenta, vemos que solo la primera y la segunda fueron realmente interesantes y de calidad. La tercera fue muy pobre y la cuarta, simplemente, olvidable. 

Tuvieron que pasar dos décadas hasta que se filmó Superman Returns, con el argumento de que Superman (esta vez Brandon Routh) vuelve a aparecer tras un tiempo desaparecido. El villano elegido fue el no menos icónico Lex Luthor (Kevin Spacey a lo Kojak) y el resultado fue más bien discreto, a pesar de que la cinta nos dejó alguna escena memorable, como cuando Superman vuela muy por encima de nuestro planeta para "cargar las baterías", literalmente. 

Y han pasado otros siete años desde aquella para poder ver de nuevo al hijo de Krypton, en esta ocasión con el rostro de Henry Cavill, cuya colaboración más conocida sea probablemente la que ha hecho en Los Tudor.No lo hace mal el chaval, además de que tiene un físico lo suficientemente trabajado para que la S no le quede grande. Ha sido bastante mejor que Brandon Routh, todo sea dicho.



Además de la historia en sí, que en esta ocasión tiene más de búsqueda del destino y aceptación de uno mismo, aparece otro villano memorable, el general Zod, cuyo plan de kryptonizar la Tierra para hacerla habitable para los suyos sin importar lo que pase a los indígenas, no va a ser del gusto de Kal-El.

Interesante Russell Crowe como Jor-El, visionario padre biológico de Superman, al que ha concebido junto con su esposa de la manera tradicional (en la película se nos explica que los kryptonianos son seleccionados desde el nacimiento para realizar el papel que se ha elegido para ellos). Su figura eclipsa la del padre adoptivo, Kevin Costner, que está más bien para el arrastre. Por no decir que su sacrificio tiene un motivo que podríamos decir es bastante débil.

Hay también una Lois Lane (Amy Adams), pero que con su pinta de mujer autosuficiente y tocanarices no me ha enganchado. 

Me ha gustado mucho la representación de Krypton. Está claro que con los medios de hoy en día se puede hacer cualquier cosa, pero de verdad que ese planeta en el que la tecnología es tan avanzada que podría confundirse con la magia (Arthur C. Clark), tal y como lo vemos, es totalmente creíble. 

Ya hemos comentado que el villano es el general Zod, un fanático y despiadado imperialista kryptoniano con una cara de malo (Michael Shannon) que asusta y que ayuda a verlo como una verdadera amenaza para el hombre de la S en el pecho. 

No está solo, sino acompañado por un séquito de soldados que fueron condenados con él tras fracasar su intento de golpe de estado en su Krypton natal. Y en este grupo de secundarios tenemos uno de los mayores descubrimientos de la película, la actriz alemana Antje Traue, que encarna a su lugarteniente Faora-Ul. Guapa es decir poco, pero además es que su personaje es tan despiadado y frío o más que el de su superior. Una actriz a seguir.










¡Ah! También hay un nuevo director del Daily Planet. ¿Quién? Pues no es otro que el actor que se comió a Lawrence Fishburne. ¡Por favor! Si está doblado...

¿Qué es lo peor? Quizá sea un poco larga (143 minutos), pero lo que más me disgusta es que durante las escenas de lucha apenas se distingue nada por la manía impuesta de un tiempo a esta parte de que las cámaras tienen que moverse sin parar y sin enfocar por más de dos segundos al mismo punto. Además de que no sabes bien quién le está partiendo la pana a quién, te acabas mareando y desconectando de la película. 

Es un reinicio digno para uno de los personajes más reconocibles de la cultura occidental. Si no fuera porque la historia en sí no es excesivamente original y porque el meneo de la cámara me produce dolor de cabeza, le daría algo más del siete que tengo pensado. Los amigos de imdb le dan un 7,7, por cierto. 

Para el final he dejado una reflexión: ¿cómo de rígidos tendrían que ser los códigos morales de una persona virtualmente invencible y con poderes aparentemente ilimitados para evitar que se emborrache de gloria y se convirtiera en un tirano global?

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