sábado, 14 de septiembre de 2013

La caja negra

El Círculo de Lectores es una caja de sorpresas. Te puedes encontrar una pequeña joya o, si no tienes suerte, repasas las páginas de la revista hasta que encuentras algo que te puede ayudar a pasar el rato. En esas ocasiones vale más tirar por lo conocido, antes que aventurarse en procelosos cauces de desconocida desembocadura. Y un valor fijo en estos casos es mi primo, Michael Connelly. 

En esta ocasión elegí La caja negra, protagonizado por el inspector de policía de Los Ángeles, Harry Bosch. 



El libro comienza con los disturbios acaecidos a principios de los años noventa en Los Ángeles, que convirtieron a la ciudad, prácticamente, en zona de guerra. Una de las víctimas resulta ser una periodista freelance danesa. La carestía de efectivos y el exceso de trabajo por los disturbios provocan un deficiente desempeño de la investigación inicial, algo que el bueno de Harry Bosch no se perdonará por muchos años.

De vuelta al presente se reencuentra con el caso, al que no ha dejado de dar vueltas una y otra vez. El asesinato de Blancanieves, como conocen a la víctima, sigue sin resolver. Así que, como solo ocurre en las películas y en los libros, Harry decide que se va a poner de nuevo con ello.

Somos entonces testigos de cómo la investigación avanza contra todo pronóstico. Y como solo suele pasar en las películas y en los libros, cada vez que Bosch se encuentra en un callejón aparente sin salida, un golpe de fortuna vuelve a colocarlo en la posición correcta. 

A esto unamos una serie de tópicos bien puestos: un superior tocapelotas, más preocupado de la política y de quedar bien que del auténtico trabajo policial; un aparente desliz que será la excusa para la intervención de asuntos internos; una vida desordenada del protagonista, con matrimonio deshecho y una hija adolescente; unos malos malísimos y otros no tanto que pagarán el pato... 

Ya tenemos libro. 

Y ya véis por dónde va la crítica. 

El libro es bastante previsible y tira de tópicos y de deus ex machina de una forma bastante indecente, además de que el suspense de saber quién es el malo, se despeja cuando queda bastante del final. Final que, todo hay que decirlo, transcurre a un ritmo vertiginoso para lo que ha sido todo hasta llegar allí. 

Lo que pasa es que todo está hecho con oficio y el libro engancha que no veas. Otra cosa es la calidad y todo eso que gusta a los lectores indies. Esto es mainstream total y absoluto con sus (algunas) virtudes y sus (bastantes) defectos. 

Por lo que me entretuvo, pongámosle un seis. Pero con perspectiva negativa ante otros títulos de mi primo. No sé hasta dónde le llegará el crédito.

¡Ah! El título viene de una reflexión del protagonista: todos los casos tienen una caja negra que, una vez descubierta, resuelve el misterio casi por sí sola. 

Ufano, el primo Michael sabe que la ha vuelto a liar





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