domingo, 13 de octubre de 2013

El primer boy scout

La película del Capitán América no está del todo mal. Incluso ha llegado a interesarme cuando el personaje en sí no es precisamente santo de mi devoción. 

Pero es necesaria para ir asentando los pilares que llevaron a Los Vengadores, y necesaria para que el resto del mundo conozca un poco mejor a un personaje tan icónico como el capi.



Todo comienza en los años cuarenta del siglo pasado, cuando un Steve Rogers bastante escuchimizado, pero con un corazón que no le cabe en el pecho, trata una y otra vez ser aceptado en el ejército para volar a Europa a ganar la guerra. Es entonces cuando se cruza en su camino la oportunidad de su vida, en la forma de científico desarrollador de un suero experimental que lleva más allá de sus límites al organismo humano. Steve va pasando una tras otra las etapas de entrenamiento que van eliminando candidatos, hasta que es finalmente elegido.

El suero funciona, sí. Rogers se convierte en un mazas anglosajón y blanco (y probablemente protestante). Pero lo bueno de este chico de Brooklyn es que, además de físico, tiene lo que hay que tener dentro de la cabeza para convertirse en un héroe. 

Por eso no se encuentra a gusto con el papel que le hacen representar, un espectáculo de vodevil en busca de que el americano medio compre bonos de guerra con la que financiar la lucha contra el nazismo. Él estaría mejor en la primera línea del frente, haciendo lo que mejor sabe hacer.

Su oportunidad llegará, pero en lugar de la Alemania nazi, luchará contra un enemigo aún más peligroso: la organización Hydra, regida por el lunático Johann Schmidt (Hugo Weaving), más conocido como Cráneo Rojo.

La historia progresa como viene siendo habitual, en medio de climax pirotécnicos y diálogos pretendidamente inspiradores, hasta llegar a su final, probablemente demasiado frío (dicho sea en todos los sentidos). Después de todo lo que Rogers es capaz de pasar, y a pesar de que se le intenta dar una nota transcendental al asunto, se queda todo como un poco ni chicha ni limoná. Es difícil de creer que no haya otra opción más que la que finalmente se ven obligados a tomar. 

Pero, insisto, con todos sus defectos, es una peli entretenida, con uno de los malos más malos y carismáticos de las pelis de superhéroes (a su lado, el Victor von Muerte de Los 4 F no es más que un maluto de opereta). Da mucho juego y podría dar aún más, si los guionistas son espabilados (en Marvel, las resurreciones están al orden del día...).

Además de Priscilla - Hugo, tenemos a Tomy Lee Jones como el coronel Phillips, pero aquí no le veo yo tanta gracia al papel. Vamos, que me da un poco igual. 

La chica (siempre tiene que haber una en una peli de la SGM) es Peggy Carter (Hayley Atwell, a quien hemos visto en Los Pilares de la Tierra), y es poco más que el contrapunto femenino de Rogers, muy liberal ella, eso sí. Muy políticamente incorrecta.

Resumiendo, Chris Evans está mucho mejor aquí que en Los 4 F y su cara de niño bueno es perfecta para el espíritu encarnado de América. Y Hugo Weaving, a.k.a. agente Smith, a.k.a. Priscilla, a.k.a. Elrond, mola como maloso. 

Un poco difícil tomárselo en serio, ¿no?


Yo le daría un ocho bajo, aunque doscientos cincuenta mil votantes de imdb no llegan al siete. 

Algún día tendré que hacer un repaso de las pelis de superhéroes, pero las hay bastante peores. Capitán América, el primer vengador, estaría con tranquilidad en la zona templada.

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