miércoles, 9 de octubre de 2013

Persistir o abandonar

Estaba hoy hablando con mi buen amigo Grimnebulin, cuando tocamos un tema que me hizo reflexionar: ¿qué hacer cuando estás leyendo un libro infumable o, en el mejor de los casos, que no cumple las expectativas creadas y que se está haciendo más difícil de lo que pensaba? ¿Debemos abandonarlo y a otra cosa mariposa? ¿O continuar contra viento y marea hasta pasar la última página?

Lo confieso: yo no soy de abandonar. Sigo pasando páginas, a veces de forma mecánica, hasta que llega el tan esperado FIN. 

¿Por qué? No lo sé con exactitud. La causa más probable es mi cabezonería. Termino el libro porque así puedo criticarlo con conocimiento de causa. Además, ¿quién sabe? Quizá en la última página y media tenemos el giro argumental perfecto que hace que la novela o el relato se convierta en una obra maestra.

Luego no dejo de lamentarlo. No he disfrutado de la historia. No recuerdo apenas nada de la trama argumental, no hay poso. Y no dejo de pensar que ahí fuera hay decenas, cientos de libros mucho más interesantes que merecen leerlos una y mil veces. Y me descubro haciendo un rápido cálculo mental para descubrir que me faltarán años de vida en los que leer aquellos libros que quiero. Así que volvemos al círculo vicioso de las lamentaciones.

Por eso me leí la obra de Artur Balder, de Dan Brown o de José Luis Corral, mis archienemigos literarios. O por eso leí Crimen y castigo o la serie de La Rueda del Tiempo de Robert Jordan (otra sensación de tiempo perdida, en la que apenas pasa gran cosa después de una cantidad ingente de páginas pasadas).

Y lo que digo es extrapolable a otros campos, como las series de televisión. Nunca me alegraré tanto de haber abandonado Perdidos en la segunda temporada.

No me atrevo a decir cuál es la mejor decisión. Supongo que cada cual tiene el sentimiento y los elementos de juicio necesarios para ver qué hacer. 

Lo que no hay que olvidar es que los granos de arena no dejan de caer...



Por cierto, esta entrada hace el número 250 del blog. Un número significativo...

3 comentarios:

  1. Yo he abandonado muy pocos libros; sólo lo hago cuando no me aportan nada en absoluto. Si la prosa no me enseña trucos nuevos y el aburrimiento crece hasta convertirse en un monstruo, prefiero irme a otras lecturas.

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  2. Yo sí que abandono los libros que me resultan innecesariamente aburridos, mal traducidos o que cometen lo que yo considero errores básicos, por eso mismo que comentas: hay tan poco tiempo y tantas cosas buenas que leer... Cuando ocurre, le doy al libro una patada (siempre metafórica) y leo a alguien como Asimov, si acaba de salir en bolsillo a Pratchett o, si estoy de humor, a gente como Clarke o Niven.

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  3. Bufff.. Niven...
    La descripción del Mundo Anillo es tan interesante que permite enmascarar una historia bastante plana. El segundo también, pero menos... El tercero es bastante infumable... Hasta ahí llegué...

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