domingo, 4 de mayo de 2014

Berlin Noir #6 y #7

Una entrada común para recuperar el tiempo perdido y comentar los dos siguientes libros de la serie Berlin Noir, de Philip Kerr: Si los muertos no resucitan y Gris de campaña.

Podríamos decir que la historia de Bernie Gunther sobrepasa lo que era antes la novela policíaca y se transforma en una experiencia vital en toda regla. Sigue habiendo crímenes, en ambas novelas, pero se colocan en un segundo plano mientras el autor nos regala retazos de la vida de Bernie, nuestro detective cínico alemán favorito. 

La historia de Si los muertos no resucitan continúa poco después de haber tenido que dejar Argentina por causas que ya nos habían explicado, y lo encontramos en La Habana de Fulgencio Batista, un marco ideal para continuar sus aventuras. 



El volumen se divide en dos partes: la primera narra sucesos de 1934, cuando Bernie Gunther era detective del Hotel Adlon. Allí saca a la luz unos asuntos turbios que tienen que ver con las concesiones de obras para los Juegos Olímpicos que se celebrarán dos años después en Berlín, y conoce a una mujer que cambiará su vida. ¡Ah, también estará a punto de morir unas cuantas veces!

La segunda mitad del libro, más o menos, narra la vida de Gunther en La Habana. Volverá a coincidir con esa mujer en 1954, en plena efervescencia previa de la rebelión de los barbudos, y se encontrará con un viejo enemigo que le dará trabajo para luego ser asesinado de una forma de lo más ingeniosa que Bernie conseguirá esclarecer, encargado por el mafioso Meyer Lansky, de una forma... pero mejor que lo leáis.

Por cierto, tiene sorpresa al final. 

El conjunto del volumen me pareció un poco desigual. Muy interesante la primera mitad, un poco más floja la segunda, que pierde un poco de ese sabor berlinés que tanto nos gusta. Si los muertos no resucitan está al nivel de los mejores de la serie, lo suficiente para llevarse un ocho.

La estructura de Gris de campaña es más compleja. Bernie es capturado por los americanos y acusado de ser un criminal de guerra. A partir de ahí la trama actual, más propia de John Le Carré, se entrecruza con las andaduras de Bernie Gunther en París en 1941, en el frente ruso y en distintos campos de concentración soviéticos hasta que logra escapar de una forma rocambolesca. 



El hilo conductor de la trama, alargada de nuevo cerca de veinte años, es Erich Mielke, un chaval comunista a principios de los años treinta en Berlín, que luego se convertirá en hombre fuerte de la Stasi en la República Democrática Alemana. 

La trama policíaca prácticamente no existe y se sustituye por una suerte de juego del gato y el ratón entre Gunther, los servicios secretos franceses y los servicios secretos estadounidenses, ambos interesados en reclutarle, ambos amenazándole con sacar a la luz su pasado como "criminal de guerra". 

El final es muy bueno, a la altura de las mejores novelas de espías, mostrando de nuevo la brillantez en el pensamiento lateral de Bernie Gunther. Otro volumen que no desmerece la serie y que se lleva otro ocho




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