viernes, 21 de noviembre de 2014

Favoritos de la fortuna

Colleen McCullough es una señora australiana, con pinta de abuelita de dibujos animados de Silvestre y Piolín, que además de El pájaro espino (inolvidable Richard Chamberlain en su adaptación televisiva en los ochenta), es la autora de una serie de novelas históricas ambientadas en  la Roma de las postrimerías del segundo siglo y casi todo el primer siglo antes de nuestro Señor Jesucristo. 

¿He visto un lindo gatito?


Una de las etapas más apasionantes, de la Historia, por cierto. Años, décadas, en las que la poderosa Roma se da cuenta (más bien sus élites) de que las estructuras de la República no son suficientes para garantizar el buen gobierno de un imperio cada vez mayor. Una época en la que, como durante la Atenas de Pericles, se suceden las grandes figuras que siglos después aún perduran en nuestra memoria: Cayo Mario, siete veces cónsul y reformador del anticuado ejército republicano hasta convertirlo en una de las máquinas militares más perfectas de la Historia; Lucio Cornelio Sila, dictador; Cneo Pompeyo Magno, brillante militar; Marco Licinio Craso, el hombre más rico de su tiempo, a quien su soberbia le costó cara en Carras; Quinto Sertorio, lugarteniente de Mario y que dio un lugar preponderante a la Hispania de entonces; Quinto Tulio Cicerón, defensor de la República ante el conspirador Catilina y probablemente el mejor abogado y escritor en lengua latina hasta la llegada de...

Siete veces cónsul, ahí es nada


...Cayo Julio César, un hombre hecho a sí mismo cuyo nombre es sinónimo de Emperador en muchos idiomas y que también sirvió para nombrar una delicada operación para facilitar el alumbramiento en embarazos difíciles... Su vida fue larga para los estándares de la época: cincuenta y seis años, cuando la esperanza de vida no llegaba a los treinta. Pero fue muy corta para hacer todo lo que hubiera podido. Pocas veces en la Historia de la Humanidad se dieron, en la misma persona, la capacidad para hacer cualquier cosa y la voluntad de hacer cualquier cosa. Y, cuando eso sucedió, el fulgor nunca llegó a apagarse.

Divus Iulius


Creo que se nota que la Historia de Roma en general, y este período en particular, me apasionan. Como me apasionaron los libros de la abuela McCullough: El primer hombre de Roma, La corona de hierba, Favoritos de la fortuna, Las mujeres de César, César y El caballo de César. Me falta Antonio y Cleopatra, pero no tardará en caer, espero. 

Recuerdo que mis amigos me compraron el primero de la colección hace bastante tiempo. Fue un regalo de cumpleaños. Los demás llegaron detrás y hoy ocupan un lugar de honor en mi biblioteca. Mi único pesar, no poder tenerlos todos de la misma colección, así que conviven ejemplares bastante distintos entre sí. Me da igual.

No son libros fáciles de leer. No esperéis descripciones de batallas a lo Posteguillo ni diálogos livianos. Por el contrario, la recreación del momento histórico es fundamental, tanto que debería advertirse en las contraportadas de una posible sobredosis de verosimilitud histórica. 

Por eso mismo no me atrevo a recomendarlos. Pero sé que, si te apasiona el tema, no te defraudarán. 


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