domingo, 15 de febrero de 2015

Watchmen

Watchmen fue, en origen, un tebeo guionizado por el británico Alan Moore, allá por 1986. Un tebeo sobre superhéroes sin que haya superhéroes, sino un grupo de pintorescos personajes que se dedican a combatir el mal en una línea temporal que nada tiene que ver con la nuestra (Nixon es presidente de los Estados Unidos allá por inicios de los ochenta). 

Una imagen icónica de Watchmen


En 2009 se llevó a la gran pantalla siendo, que yo recuerde, la tercera adaptación de una historia de Alan Moore, después de From Hell (con Johnny Depp) y V de vendetta (con Natalie Portman y Elrond, la única que no he visto todavía)

Watchmen son Búho nocturno, Espectro de seda, Ozymandias (el hombre más inteligente del mundo), el Comediante y el peculiar Roscharch. Dejemos fuera al Doctor Manhattan, el único que tiene poderes después de haber sufrido un accidente en un experimento nuclear. Bueno, podríamos decir que el Doctor Manhattan es lo más cercano a Dios que pueda existir. 

Los originales

Y las copias. Bastante logradas.


El inicio de la historia con el asesinato del aborrecible personaje del Comediante, es el pistoletazo de salida tanto del tebeo como de la digna adaptación al cine. Una historia que se va complicando más y más y que iremos descubriendo por la tenacidad insana de Roscharch (que hace las veces de narrador mediante su diario, como Frank Castle, el Castigador) hasta llevarnos una pequeña gran sorpresa (que no desvelaré, por supuesto). 

Watchmen es más una historia de personajes que de acción. O sea, que el verdadero peso de la trama lo llevan lasl historias personales de cada uno de ellos, con sus luces y, más, con sus sombras. Unas sombras que en realidad son las que definen su personalidad, las que les dan volumen y los hacen atractivos para el público. 

La chica guapa también ayuda, claro. Aunque el
atuendo es de todo menos práctico


Una historia de personajes, pero con la amenaza de una guerra nuclear de fondo. Para solucionar esa amenaza habrá que hacer inmensos sacrificios, personales y morales. Incluso sacrificios de sangre.  Porque, ¿quién vigila al vigilante?

Tanto el original como la adaptación son aceptables. Entretienen, cumplen su función. Watchmen de Alan Moore es, ha sido desde hace muchos años, una suerte de icono, de cima de la industria del tebeo. A mí no me ha parecido tanto, aunque sí debemos reconocer que ese desarrollo interior de los personajes es quizá solo comparable al mejor Batman o Daredevil de Frank Miller. 

Ambas obras son de notable, algo menos en el caso de la película por aquello de no ser original.


¿Rasputín? No, Alan Moore, el culpable.

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