domingo, 22 de noviembre de 2015

Los Juegos del Hambre - En llamas

En llamas, la segunda parte de la trilogía (literaria porque, siguiendo la moda, el último libro se ha convertido en dos películas) de Los Juegos del Hambre, es más de lo mismo. 

Si acaso es peor, porque aunque se profundiza algo en la historia del Capitolio y los distritos, ya ha perdido el elemento sorpresa que era lo que daba un armazón a una historia bastante simplona y maniquea (los buenos son muy buenos, aunque atormentados; los malos, malísimos). 

Ante todo, que se nos vea épicos

En esta ocasión, con motivo de los 75º Juegos del Hambre, al malvado presidente Snow (Donald Sutherland, ya acostumbrado a papeles de malvado) no se le ocurre otra cosa que inventarse una regla que indica que cada distrito elegirá a sus tributos entre los ganadores de ediciones anteriores. Cómo no, Katniss y Peeta son elegidos por su distrito. De esta forma, Snow piensa que la rebelión que se está gestando morirá antes de nacer si sus ídolos caen.

Poco más puedo contar: muchos personajes nuevos, a cada cual más friki; la estética del Capitolio es tan decadente como en la primera película (algo que contribuye a darle un poco de sabor a la cinta); otra vez Lenny Kravitz y Woody Harrelson; Jennifer Lawrence con cara de palo... 

De la Academia de Expresividad de Roger Moore...

Bastante poca cosa, para una película que por lo menos no aburre. 

No aburre, pero el final, bastante deus ex machina, nos deja un poco con cara de tontos mientras prepara el camino a la tercera (tercera y cuarta) parte. 

No, no estáis equivocados si pensáis que no me entusiasma. Para nada lo hace. 

Los Juegos del Hambre es una muestra más de esa moda que se ha instaurado en los últimos años, con sagas basadas en libros juveniles que han sido éxitos rotundos de ventas y que encaraman a los protagonistas a la categoría de ídolos mundiales. Crepúsculo, Divergente, Los Juegos del Hambre... Mejores o peores, todas estas series siguen más o menos los mismos parámetros. 

Y de todos esos actores jóvenes, la que mejor está aprovechando la oportunidad es Jennifer Lawrence. Me alegro. Aunque no muestre más emociones que un clavo, por lo menos no se le queda cara de pánfila como a ciertos vampiros de por ahí.

Un aprobado raspado para En llamas. Ganas de ver las siguientes no tengo muchas...

domingo, 15 de noviembre de 2015

La Compañía Negra (#1 a #4)

La Compañía Negra, de Glen Cook, es una serie que me ha ido atrapando según han ido pasando los volúmenes. Si La primera crónica fue una especie de quiero y no puedo, los demás libros han ido mejorando ese sentimiento y han ido añadiendo color (negro) a la historia.

Los tres primeros volúmenes conforman los Libros del Norte (La primera crónica, Sombras fluctuantes y La rosa blanca), mientras que el cuarto se considera independiente (El clavo de plata). Cuentan la historia de la caída en desgracia de la Compañía desde los combates bajo el estandarte de la Dama en el lejano norte hasta que cambian de bando y pasan a defender a la Rosa Blanca de los intentos de la Dama por destruirla. 



Pero el despertar del Dominador, antiguo esposo de la Dama, un ser de tal maldad que tanto ella como sus lugartenientes, los Tomados, no son más que un pálido reflejo de su poder, hace que la Dama y la Rosa Blanca unan sus fuerzas para detenerlo antes de que alcance su plenitud y amase poder suficiente para arrasar el mundo. La lucha es tan encarnizada que casi cuesta la supervivencia  a la Compañía, que resulta prácticamente aniquilada.

El cuarto libro, El clavo de plata, es un interludio entre estos libros del Norte y los futuros libros del Sur y cuenta la historia de un grupo de buscavidas que se encuentran en poder de esa reliquia, de inmenso poder, que no es otra cosa que la maldad destilada del Dominador. En un escenario reducido como es una ciudad bajo sitio, la novela recrea muy bien la psicología de este grupo que lucha contra aquellos que quieren desposeerlos de este preciado y valorado instrumento, y que también lucha entre sí por la posesión del mismo. No pude evitar recuerdos de aquella película, El tesoro de Sierra Madre, de Bogart, al ver como empiezan a desconfiar unos de otros. 



La Compañía Negra, denominada así porque en un principio todos sus integrantes eran de raza negra, es la última de las compañías libres que un día dejaron la ciudad de Kathovar, allá en el lejano sur. En sus varios siglos de historia ha pasado por momentos de gloria y momentos de desesperación. Todo se halla en los Anales, los libros en los que los analistas van reflejando los nombres de aquellos que se enrolaban en la Compañía y sus hechos de armas. 

Matasanos, el cirujano de campaña, es el analista que nos cuenta la historia haciendo uso de la prosa de Glen Cook. Es una historia alejada del glamour de otras series fantásticas, pero también hay que decir que es una serie que resulta bastante difícil de leer. 



La estrategia de Cook es sumergir al lector en un mundo totalmente desconocido, con unos conceptos extraños a los que habrá que familiarizarse. Sus historias son confusas al principio, con diferentes hilos argumentales que van convergiendo hasta llegar al climax final de cada libro. Hace falta acostumbrarse, pero cuando el lector lo consigue, se disfruta más de la lectura. 

Una de las cosa que más me gusta es el relieve que tienen los personajes. La Dama, Matasanos, Un Ojo, Goblin, Linda, Cuervo... todos ellos tienen algo que los hace especiales. Más aún, diría que tienen algo que los hace reales.  Por eso se les llega a coger cariño, a pesar de que por esa misma realidad todos ellos son imperfectos.




De los cuatro libros, quizá el mejor sea el segundo con ligera ventaja sobre el cuarto. El peor, sin duda, el primero debido a las excesivas novedades y al esfuerzo que requiere. En conjunto, merece sin duda un aprobado alto. 

La verdad es que no me arrepiento de haber continuado su lectura, a pesar de que me llegué a plantear dejarlo tras el primer libro. Como he dicho otras veces, hay muchas cosas por leer ahí fuera, y poco tiempo.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Sombras tenebrosas

No tenía mucha ilusión en ver Sombras tenebrosas. No soy precisamente un fan de Tim Burton y Johnny Depp solo me ha gustado como Jack Sparrow (y no siempre) y como Willi Wonka. Otro problema es que los vampiros no me apasionan demasiado (debido al estrés postraumático de visionar dos películas de la saga Crepúsculo; afortunadamente me libré de las dos últimas). 



No son precedentes muy halagüeños, no... 

He de decir que, sin tirar cohetes, la cosa no fue tan mal. Una película entretenida, una historia interesante, personajes atractivos, con un humor negro que me hizo sonreir y con una Michelle Pfeiffer que está muy bien para sus años (¡ay aquellos tiempos de Lady Halcón!) 

Tanto brillo no le hace justicia


El bueno de Barnabás Collins (Johnny Depp) se enamora de una chica allá por el siglo XVIII. La sirvienta de su casa, Angelique (Eva Green), que pensaba que lo tenía en el bote, sufre por despecho. Pero resulta que la tal Angelique, además de estar de muy buen ver, es una bruja y tiene muy mala leche, así que hace que la amada de Barnabás se suicide y transforma a este en un vampiro.

La doctora

Fundido a negro y nos vamos doscientos años en el futuro. La familia Collins se ha convertido en decadente y disfuncional. La cabeza de familia es Elizabeth (Michelle Pfeiffer), que carga con una hija adolescente, un hermano tramposo con un hijo pequeño, una doctora dada a la bebida (Helena Bonham Carter) y un personal de servicio desmotivado. El negocio de las conservas de pescado, actividad que proporcionó riqueza a la familia, anda de capa caída. A esta casa  llegará una nueva institutriz (de asombroso parecido a la amada de Barnabás) que tratará de poner orden en la prole. 

La institutriz


Y Barnabás, el bueno de Bárnabas, despertará después de doscientos años con sed, mucha sed.

Debería cambiar de peluquero.... con urgencia

A partir de ahí veremos cómo Bárnabas intenta devolver el lustre a su familia. El, a pesar de verse convertido en una criatura de la noche, es el único de la familia que tiene orgullo y principios. Y pondrá ambas virtudes al servicio de los suyos, solo para encontrarse de nuevo, cara a cara, con la bruja que le convirtió en lo que hoy es.

La mala, muy mala...

Resulta que la película es una actualización de la teleserie del mismo nombre que se emitía en los Estados Unidos allá por finales de los años sesenta del siglo pasado. Ignoro si era tan irreverente como esta revisión. 

Como digo, entretenida, sin más pretensiones. Un seis alto, casi coincidiendo con imdb.


lunes, 2 de noviembre de 2015

El juego de Ender

Andrew "Ender" Wiggin es la última esperanza de la Humanidad. Hace años que se consiguió repeler la invasión de una raza alienígena conocida como "los insectores" por su apariencia de... insectos. Una victoria que costó la vida de muchos.

Hoy, la Humanidad se prepara para llevar la guerra al planeta de sus enemigos. Por eso se ha llevado a cabo una cuidadosa selección genética cuyo fin es crear al héroe de la Humanidad, a su general. Por eso, la familia Wiggin ha conseguido permiso para tener un tercer hijo en lugar de dos. Porque el hermano mayor de Ender era demasiado violento. Y su hermana, demasiado débil. Todos esperan que Ender sea el justo término medio. 



Sin embargo, su camino hacia el liderazgo no será fácil. Primero tendrá que destacar en la Escuela de Batalla, y luego deberá demostrar sus capacidades en elaborados juegos de guerra, diseñados para reaccionar como lo harían los enemigos.

Al final, Ender descubrirá que aquellos juegos de guerra están demasiado lejos de ser un juego...

Leí la novela El juego de Ender hace ya muchos años y es hasta ahora la única novela de Orson Scott Card que leído. La edición era una de esas que de vez en cuando acompañan a los periódicos, y recuerdo que todavía vivía en Madrid. No me llamó mucho la atención y no recuerdo gran cosa aparte de que el final no me lo esperaba y que me pareció un poco confusa. Ni de lejos diría que era una referencia de la ciencia ficción como muchos dicen por ahí, pero para gustos, colores.

Hace unas pocas semanas vi la película yhe de decir que me ha gustado mucho más que el libro. Me ha parecido mucho mejor la forma en que se muestran las diferentes personalidades de los protagonistas y empatizo mucho más con Ender, sus dudas y cómo carga con un peso demasiado grande para sus pequeñas espaldas de niño. Porque en el libro es fácil olvidar que Ender, Bean y los demás no dejan de ser niños, por  muy superdotados que sean, y no adultos en miniatura, casi máquinas siguiendo una brutal instrucción que busca deshumanizarlos para ser, paradójicamente, la esperanza de la Humanidad.

A ver Wiggin... cuénteme otra vez eso de la objeción de conciencia...


Y gran parte de todo es culpa de los grandes ojos azules de Asa Butterfield, el que también fue Hugo en La invención de Hugo (que todavía no he visto). Este chico ha estado a punto de ser el nuevo Peter Parker después del bluf de Andrew Garfield, pero me parece que no le hará falta.

La película mejora al libro y al mismo tiempo le da otra dimensión, otra oportunidad podríamos decir. Si el libro es un seis, la película es un ocho, sin duda.