viernes, 26 de febrero de 2016

Resurrection (T1)

¿Qué pasaría si, de repente, un ser querido que ha fallecido llamara a tu puerta? Esta sencilla premisa es la base de la serie Resurrection

Jacob, un niño con cara de bueno

Cuando el pequeño Jacob aparece en unos arrozales en un país del sudeste asiático que no recuerdo, el agente del FBI Bellamy (Omar Epps) acude a recogerle ya que es ciudadano americano. Nadie ha denunciado la desaparición del niño, pero él recuerda perfectamente dónde vive, así que el agente Bellamy decide acompañarle a casa en los Estados Unidos de América. 

Cuando Jacob llama a la puerta de su casa y sale su padre, a éste casi le da un pampurrio. No es para menos, porque su hijo murió en un río hace casi treinta años. 

La cosa se complica cuando aparecen más resucitados. Al principio, poco a poco. Luego a puñados. Todos con los mismos síntomas: estaban muertos y ahora no lo están, pero no recuerdan nada de lo ocurrido en medio. 

El pueblo se revoluciona bastante, por qué no decirlo. La verdad es que a cualquiera le pasaría, si de repente los muertos comenzaran a regresar. Que no haya carne corrompida no ayuda, porque lo primero por lo que pasan es por una crisis de fe. 

El argumento es interesante, aunque quizá avanza de una forma demasiado lenta. Tanto que la serie se canceló al final de su segunda temporada, que todavía no he visto y no sé qué voy a hacer al respecto. Por un lado me gustaría saber qué pasa con Jacob y con el agente Bellamy, pero por otro lado supongo que la serie no habrá podido cerrarse como es debido y me da un poco de reparo perder el tiempo en ella. Veremos...

Chica guapa

Por cierto, Resurrection es el reencuentro del doctor Mandingo (Omar Epps) con una serie de más o menos éxito después de House. Y, por supuesto, también hay chica guapa y una cierta tensión sexual e interracial no resuelta. 

En resumen, Resurrection es una idea interesante a la que las malas audiencias no han dado una oportunidad más allá de lo estrictamente necesario.

domingo, 21 de febrero de 2016

La Compañía Negra - Libros del Sur

Matasanos, elegido Capitán por los escasos supervivientes de la Compañía, decide que es hora de que vuelva a su origen, a la olvidada Kathovar, hogar de las compañías libres.

Esta historia se cuenta en dos libros, Juegos de sombras y Sueños de acero. El primero de ellos cuenta cómo, en su camino, la Compañía llega a Taglios precedida por su fama. Matasanos repara en que el recuerdo de los habitantes de la ciudad, casi después de dos siglos del primer paso, está lejos de ser olvidado. 

Taglios es una ciudad en constante amenaza por los Maestros de las Sombras, hechiceros de gran poder que controlan extraños seres en forma de sombras que son capaces de las mayores aberraciones y asesinatos. Los regidores de Taglios, el prabindrah Drah y su hermana, la radisha, solo ven ventajas en contratar al grupo de mercenarios. 



Otra sorpresa es el encuentro con grupo de hombres negros, los nar, que se dicen los verdaderos sucesores de la Compañía Negra. Su jefe, Mogaba, será un rival en el liderazgo de Matasanos, aunque los nar serán la base del crecimiento de la Compañía hasta hacer palidecer los tiempos recientes. 

Matasanos dirige a su ejército de victoria en victoria, hasta llegar a Jaicur. Allí, una parte de la Compañía permanece sitiada mientras el resto trata de romper el cerco en una batalla campal que marca el final de Juego de Sombras

Sueños de acero es el primer libro de Dama. Antaño emperatriz, enamorada de Matasanos, ahora es su Teniente y Analista de la compañía. Ella es la protagonista principal de libro, mientras trata de rehacer a la Compañía tras las campañas de Matasanos. Sus poderes parecen volver, y en su seno crece la hija que tuvo con Matasanos. Apoyado en un misterioso personaje que tendrá gran importancia futura (Narayan Singh), Dama aprovecha las profecías que parecen identificarla con la diosa de la destrucción Kina y el Año de los Cráneos, hasta que descubre que ha sido burlada. 

En estos dos libros reencontramos a viejos conocidos (Matasanos, Otto, Lamprea, Dama, Un Ojo, Goblin, Atrapa Almas...), pero también aparecen nuevos personajes que tendrán mayor protagonismo en el futuro (Murgen, Mogaba, Sindawe, Narayan Singh...). 



El estilo es el mismo al que Glen Cook nos tiene acostumbrados: capítulos cortos, directos y muchas veces confusos, con una trama que se va aclarando según se van pasando las páginas. No es un estilo amistoso con el lector, pero que va muy bien con el tono oscuro de la historia. No sé si ya lo he dicho antes, pero no estamos ante fantasía heroica, sino ante fantasía oscura en la que los protagonistas están lejos de ser héroes y lo que buscan es sobrevivir un día más. 

No me arrepiento de haber dado una segunda oportunidad a la serie y cada vez tiene más interés. No llegará a petar las listas de ventas, pero todo aficionado a la fantasía tiene que acercarse a la historia de la última de las compañías libres de Kathovar: la Compañía Negra.

domingo, 14 de febrero de 2016

Resumen de 2015

Aunque el año ya está entrado, es momento de hacer un repaso a las actividades lúdico - literarias del año pasado.

Atendiendo a las puras cifras, 2015 ha sido comparable a años anteriores: un total de 32 libros que suman más de 12.000 páginas. Como siempre, sin contar tebeos o revistas. En general, he seguido el criterio de leer libros de pequeño o mediano tamaño, entre doscientas y cuatrocientas páginas, lo que permite una digestión variada de temas y evita el aburrimiento de leer un tocho que ha perdido el interés hace ya algunas decenas de capítulos.

Ha sido el año de La Compañía Negra. Le he dado una segunda oportunidad después de haber leído el primer volumen, del mismo título, y cada vez me gusta más. Solo quedan dos libros por leer en este 2016 y habré acabado la serie (creo). Literatura fantástica bastante oscura, lejos de los oropeles de Dragonlance y similares, pero también de la fantasía de Howard, por ejemplo.

Ha habido biografías y ensayo histórico (Open, de Agassi; Once anillos, de Phil Jackson; La gran desmemoria, de Pilar Urbano; Les voy a contar, de José Bono; Adiós, Cataluña, de Albert Boadella), género en el que el gran descubrimiento a sido Juan Eslava Galán (La Segunda Guerra Mundial contada para escépticos): tengo muchas ganas de otro libro suyo.

Ha habido también ensayo y divulgación, desde el ligeramente soporífero Richard Dawkins (El relojero ciego), pasando por Stephen Hawking (El gran diseño) hasta llegar a mi nuevo divulgador favorito, Michio Kaku (fascinante La física de lo imposible).

La ración del tristemente fallecido Terry Pratchett se ha reducido a Perillán, novela fuera de la serie del Mundodisco pero igual de interesante.

Y todo lo anterior ha dejado poco espacio a la ciencia ficción, apenas El día de los trífidos (John Wyndham) y Ready player one (Ernest Cline), que no marcarán historia en mi trayectoria vital de lector. 

En general el tono ha sido bastante bueno, pero como siempre también tenemos elementos que resultaron fallidos:

  • Sirio, de Olaf Stapledon. La historia de un perro superinteligente y cómo se enfrenta al mundo de los humanos. Lo mejor, que es corta.
  • Jirel de Joiry, de Catherine Moore. Pulp de los años veinte, apenas se salva uno o dos de los cuentos cortos. 
  • Tierra de bisontes (Cienfuegos VII), de Alberto Vázquez-Figueroa, menos divertido de lo que le recordaba.  
  • Fouché, de Stephan Zweig, bastante difícil de leer. 
En general estoy contento con el año que hemos tenido. Para 2016 espero ahondar un poco en la ciencia ficción, que la tengo un poco abandonada. Y como terminaré La Compañía Negra, necesito comenzar otra serie. Aún no la tengo decidida...

Y el siguiente de la lista es...


Pero sin duda lo mejor del año no tiene nada que ver con la literatura. El nacimiento de mi segunda hija, Noelia, ha venido a dar un poco de juventud a mis envejecidos huesos. Da gusto ver a las dos juntas, y como la mayor cuida de la pequeña.


domingo, 7 de febrero de 2016

El poder de Electro

Continúa la cuesta abajo de la franquicia de nuestro vecino Peter Parker, desde la segunda película dirigida por Raimi hasta la segunda parte de su reinicio, El asombroso Spider-Man: el poder de Electro

El cartelico ya promete

Después de una primera parte que había remontado un poco, El poder de Electro vuelve a los errores de Spider-Man 3, la despedida de Raimi como director de la franquicia y la de (esta más dolorosa) de Tobey McGuire como protagonista: un guión que es un galimatías y un número excesivo de oponentes para nuestro amigo arácnido. En esta ocasión tenemos al Duende Verde, Rino y Electro. 

Esto hace que el metraje tenga que ser muy largo, de casi dos horas y media, para tratar de explicarlo todo. Si además fracasa en este cometido, la cosa no pinta nada bien. Lo único salvable es la historia del Duende Verde, bastante interesante por sí sola pero que se diluye en la locura de la cinta. 

Hay que añadir la falta de carisma del maluto principal, Electro (Jamie Foxx) que no parece nunca un aparente serio para Peter Parker, dando más pena que otra cosa desde el inicio hasta el final.

Un maluto sin franquicia.


Eso es. Parece que la cinta no se toma en serio en ningún momento y que lo único que importa es una sucesión de planos molones, balanceos en telaraña y mamporros mientras Spidey suelta su retahíla de chistes (esto sí que se parece a los tebeos de la Casa de las Ideas).

Para continuar con las cosas malas, nunca me ha gustado la elección de Andrew Garfield. Tiene una media sonrisa continua que acaba siendo cargante, y el tupé que se gasta pinta poco con la imagen icónica que tenemos del trepamuros. Una pena lo de Tobey McGuire, aunque entiendo que tiene que ser un poco cansado encasillarse en un papel, pero es que su cara de niño bueno era exactamente la del personaje. Hay actores que encajan en el papel como un guante: Hugh Jackman, Patrick Stewart, Robert Downey Jr.. Otros, en cambio, son postizos que cantan más que la peluca de Donald Trump.

Así toda la peli, oye.

Una pena, la verdad. Aunque parece que la productora tampoco está demasiado contenta y ya planea cambiar de rumbo, con un nuevo actor (Tom Holland, en lugar de mi preferido Asa Butterfield - Ender Wiggin). Esperemos que sean capaces de retomar el rumbo y recuperar las cotas de la primera y, sobre todo, la segunda película de Raimi.

Por mi parte, un suspenso para El poder de Electro. Buscáos mejores cosas que hacer durante dos horas y media de vuestras vidas.