miércoles, 24 de agosto de 2016

Las aventuras de Tom Sawyer

Uno no sabe de dónde va a salir la idea para una entrada. En esta ocasión ha sido una conversación mantenida (más bien oída) durante un viaje profesional a Alemania, el año pasado. Una conversación en la que Mark Twain ocupaba un lugar estelar. Y resulta que todavía no había leído nada de Mark Twain, así que me dije que eso había que solucionarlo. 


¿Pintar una valla a cambio de una manzana?
¿Dónde hay que firmar?

Había oído hablar de Las aventuras de Tom Sawyer, por supuesto. Por cultura general, por aquellas películas inolvidables de los sábados por la tarde y por la conocida colección de Bruguera de las Joyas literarias juveniles, que tantos y tantos clásicos acercó a una generación anterior a la mía por el módico precio de 25 pesetas el cuadernillo de treinta y dos páginas. Posteriormente, Bruguera utilizaba esas ilustraciones en blanco y negro, para imprimir aquella colección de pequeños libros en tapa dura de color marrón que tenía los retratos de los protagonistas en el lomo. 

Tom Sawyer es lo que todos los niños deberían ser: juguetón, travieso, a veces desesperante... pero también ingenuo, valiente, leal y cariñoso. Puede desesperarte en un minuto y al siguiente lo adorarás. 

Las aventuras de Tom Sawyer es un libro con una sencilla estructura: contar la vida cotidiana de un muchachito en un pueblo perdido de la inmensa geografía norteamericana. Una vida que transcurre entre el colegio y la escuela dominical en invierno y las largas horas de ocio pescando, nadando, cazando insectos o maquinando cualquier aventura que la imaginación de un niño pueda crear. 

Si además la cosa se complica con un asesinato cometido en un cementerio. Si además uno quiere asisitir a su propio funeral de pirata. Si además te pierdes en una gruta recóndita en compañía de una chica con poco  más que unos cabos de vela y unos metros de hilo....

El autor en una imagen icónica. Algo así como un Einstein
del siglo XIX

Todo eso conforma el combinado inmortal de este clásico del siglo XIX. Da igual el tiempo que pase o la edad del lector, las aventuras del pillo de Tom Sawyer van a llevarle siempre de vuelta a aquellos años en los que la mayor de las preocupaciones era en qué pasar la siguiente tarde de verano. 

Por su sencillez y, al mismo tiempo por esa sensación que provoca, Mark Twain debería ser de obligada lectura en los colegios. 

Sobresaliente.




lunes, 15 de agosto de 2016

La Compañía Negra #7 a #10. El final de la crónica.

Los libros de la Piedra Brillante son los últimos cuatro tomos de las crónicas de la Compañía Negra: Estación de penurias, Ella es la oscuridad, El agua durmiente y El retorno de los soldados son los títulos finales. 

Estación de penurias forma lo que serían las crónicas de Murgen, el portaestandarte de la Compañía. Con Matasanos desaparecido tras el fallido intento de romper el cerco de Dejagore, los miembros de la Compañía que permanecen en el interior lo pasan bastante mal. Y Murgen también, con sus desmayos en los que viaja en el tiempo y tal, aunque encuentre esposa. 



En Ella es la oscuridad volvemos a tener a los protagonistas de siempre. Sí, también a Matasanos y a Dama. La obsesión de Matasanos de volver a Kathovar, la ciudad de origen de las Compañías Libres y de la Compañía Negra en particular, llevará a otro punto de inflexión en el que la Compañía vuelve a estar a punto de desaparecer, como tantas otras veces en su historia. 



El agua duerme, que se repite como un mantra en El agua durmiente, es el mensaje que de manera clandestina aparece escrita en las paredes de Taglios para recordar que la Compañía Negra no olvida una ofensa, ni una traición, y que siempre ajusta las cuentas. Aquí es Dormilón quien escribe la crónica de una Compañía reducida a un pequeño grupo de conspiradores que, bastantes años después, lucha por rescatar a sus líderes que se encuentran atrapados en un sueño en vida  en la Llanura de la Piedra Brillante. 



Por último, en El retorno de los soldados Matasanos se ha retirado de Capitán y ha dejado el cargo en manos de Dormilón. La Compañía vuelve a Kathovar y muchos de los protagonistas principales nos dejan para siempre. Hasta ahora es el último libro de la serie, aunque al parecer Glen Cook espera publicar un par más (todavía sin fecha). 



Esta última parte de la serie es bastante irregular. Los volúmenes uno y tres son más interesantes y fáciles de leer que los otros dos, aunque en Estación de penurias es difícil acostumbrarse a los saltos temporales que sufre Murgen. Nuestro amigo Glen Cook continúa sin facilitar las cosas al lector. 

La verdad es que, más allá de ver cómo nuestros compañeros de viaje envejecen, pierden facultades y mueren (lo que resulta un punto a favor pues no es normal que esto ocurra en las series tradicionales) y se los retrata con sus miserias y grandezas, el final de La Compañía Negra resulta un poco amargo y decepcionante. Como si tuvieran vetado disfrutar de un final feliz y hubiera siempre que poner un pero. 

Aunque es quizá más confuso que decepcionante y creo que no le hace justicia a la serie. Uno acaba encariñándose de Matasanos, Dama, Murgen, Un Ojo o Goblin. Hasta de Atrapaalmas. O entiende las motivaciones de Mogaba. 

Un bien, al final.


viernes, 5 de agosto de 2016

Oblivion

Tom Cruise parece haber encontrado un filón últimamente en el cine de ciencia ficción: Minority report, Al filo de mañana y esta Oblivion parecen indicarlo. No está mal, después de sus fases de ídolo juvenil, sex-symbol, héroe de acción y siempre, siempre, cienciólogo practicante. 

En esta ocasión Jack Harper (Tom Cruise) es un técnico de reparación en un planeta Tierra casi desolado por una guerra que la ha dejado prácticamente inhabitable. La Humanidad, o más bien sus restos, han tenido que mudarse y han dejado atrás a un pequeño grupo de especialistas que velan porque las máquinas que "recolectan" los recursos naturales continúen funcionado. 

Tom Cruise, con cara de intenso

Por lo que se ve, estos equipos repartidos por el mundo están formados por parejas. En el caso de Cruise, tiene una compañera (Victoria) que monitoriza sus movimientos y comunica con la central. Así van pasando los días, a la espera de que llegue el ansiado relevo y puedan irse a Titán, el nuevo hogar de la Humanidad (o lo que queda de ella). Incluso Jack Harper encuentra un lugar fuera del alcance de ese Gran Hermano que es el control de misiones, un lugar en el que guarda cosas que le recuerdan a un pasado más feliz, antes de la guerra.

Todo cambia cuando una nave se estrella y Jack Harper rescata a una mujer con vida. Una mujer que, cosa extraña, es protagonista de sus sueños desde hace tiempo. Vamos, que algo huele a podrido al sur de Dinamarca. 

Un ático con vistas

 Más cuando resulta que hay un grupo, los carroñeros, que intentan sabotear la "recolección". En un principio se da a entender que son restos del contingente extraterrestre que han quedado atrapados en la Tierra, pero luego resultan ser mucho más...

La cosa se complica luego con un juego de clones. Aquí es cuando uno ya empieza a sospechar que la cosa tiene gato encerrado, lo que se va confirmando en un final bastante previsible (excepto el último punto del plan de Jack que, sencillamente, no vi llegar). 

Se diría que es coprotagonista, pero no...


La película es demasiado larga y bastante liosa. Echa a perder un inicio prometedor con vueltas y vueltas argumentales que no hacen nada por cambiar un rumbo que ya a media película está bastante claro. 

Y no entiendo lo de meter a Morgan Freeman y a Jaime Lannister para aparecer entre los dos algo así como diez minutejos. Supongo que se lo llevarán tieso, pero para el espectador es un poco fraude.

Un aprobado, sin más...

"¿Es posible añorar un lugar donde nunca se ha estado?. ¿Llorar por una época que nunca se ha conocido?" - Comandante Jack Harper