sábado, 19 de noviembre de 2016

Reflexiones a vuela pluma

Vamos a hablar de algo actual, para variar. Y es que al hilo de lo sucedido en el Congreso y a la emisión de los comentarios del fallecido Presidente Suárez ayer en La Sexta, se me ocurren una serie de reflexiones.

  • Cañamero con una camiseta que dice que él no votó a un rey. Yo tampoco. Ni voté a la Constitución. Pero tampoco veo que eso sea un argumento demasiado válido. Los espejos democráticos en los que algunos se miran son aún más rancios: la Carta Magna de Inglaterra es del siglo XIII. La Constitución de los Estados Unidos de América es del siglo XVIII. Nadie de los que hoy viven los votó. 
  • No hay respeto por el marco vigente. Los cargos electos de Podemos equivocan el tiro. Sus desaires no van contra el rey Felipe, sino contra la Monarquía como símbolo del Estado. Lo mismo que cuando Zapatero no se levantó ante el paso de la bandera estadounidense, símbolo de su estado. Si se nos llena la boca con la palabra democracia, primero hay que aprender a respetar los símbolos. Lo que no sirve es respetar solo lo que me interesa. 
  • No veo un clamor en la calle por un referéndum Monarquía - República. Por no ver, ni siquiera he visto movilizaciones masivas contra la reforma laboral cuando en nuestra vecina Francia han ardido las calles por ese motivo contra un gobierno ¡socialista!
  • Si ese clamor popular se despertara, se convocara un referéndum y ganara la opción republicana, ¿hasta cuándo estaría la hipotética República de España legitimada? ¿Deberíamos hacer un referéndum cada vez que se votara un presidente? Realizarían los mismos desaires los cargos electos de Podemos a un Presidente que no fuera de su partido?
  • ¿Qué hubiera pasado si en lugar de una bandera republicana alguien hubiera exhibido en el Congreso una bandera preconstitucional con el aguilucho? ¿No hubieran ardido las redes sociales? 
  • Los demócratas de verdad dicen que la Monarquía actual no tiene legitimidad porque la impuso un dictador. Esos demócratas de verdad olvidan que la Segunda República se impuso de facto sin referéndum. Olvidan también que sus últimos meses transcurrieron entre asesinatos propiciados por la ultraderecha, la ultraizquierda y el anarquismo. Olvidan también los asesinatos de curas y monjas. Olvidan también que el gobierno de un color desmantelaba nada más acceder a los cargos la labor del gobierno previo del color contrario. Los demócratas de verdad olvidan todo eso. Los demócratas de palo, leemos libros de Historia.
  • La Segunda República fue un gran fracaso, una gran oportunidad perdida de modernizar el país. Cinco años que desembocaron en una guerra civil por los errores y el sectarismo de unos y de otros. Sectarismo que se parece horriblemente a lo que tenemos hoy. 
  • Cambiando de tercio, la abstención del PSOE en la investidura es lo que tenía que haber hecho desde el minuto uno. Es un servicio al país que se debería agradecer. No estoy de coña, han hecho lo que había que hacer. Ahora lo que hay que hacer es una oposición dura que permita leyes consensuadas por un amplio espectro de la cámara.
  • Resulta que el Podemos de Andalucía se quiere independizar. Resulta que primero dicen los de Madrid que vale, que bueno. Resulta que después dicen que eso lo tendrán que decidir TODOS los afiliados de Podemos. Resulta que esos mismos dicen que para la independencia de Cataluña solo hace falta que voten los catalanes.  
  • Resulta que hay quien dice que Rajoy no está legitimado para ser presidente del gobierno. Curioso, cuando ha ganado las elecciones. Dos veces. 

Soy Monárquico por convicción. La institución monárquica proporciona un ancla al Estado que, en este país de cainitas, no proporcionaría un Presidente de República.

Los que hablan pestes de Felipe VI, ¿aceptarían a Aznar? ¿a ZP? ¿a Pablo Iglesias? ¿a Rajoy?  Dirán que sí, pero yo no me lo creo. ¿Y entonces, qué? ¿Votamos hasta que salga lo que quieran algunos?

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