miércoles, 1 de febrero de 2017

La piel fría

Una isla desierta en mitad del océano, dos protagonistas (humanos), una cabaña, un faro... la cosa promete. 

Un joven desembarca en una isla con el encargo de tomar nota de las condiciones meteorológicas durante todos los días que transcurran hasta su relevo. Por única compañía, el farero que ya lleva un tiempo indefinido habitando aquellos parajes. 



La primera noche se enfrentará a la súbita aparición de extraños seres humanoides con una repugnante apariencia de pez y que, enloquecidos de rabia, atacarán la frágil cabaña. Sin embargo será capaz de rechazarlos y sobrevivir a las largas horas de oscuridad. A la mañana siguiente se las verá con el farero, un tal Batis Cafó (curioso nombre, pardiez), casi desprovisto de emociones humanas, más cerca de la locura que de otra cosa, obsesionado con luchar hasta la muerte con aquellos seres que no conocen la piedad y llegando a extremos que resulta, digamos, poco éticos. 

La sorpresa viene cuando descubre que el tal Cafó vive amancebado con una de aquellas criaturas...

Bebiendo de forma indudable de los horrores cósmicos imaginados por Howard Phillips Lovecraft, La piel fría resulta ser solo un remedo de los mitos de Cthulhu y tiene poco que ver aparte de la más que sospechosa similitud de las criaturas de la isla con los profundos del bueno de Lovecraft. 

Desde Julio Verne, los faros siempre han resultado fascinantes

 La historia discurre por otros recovecos, explorando la difícil relación entre los dos hombres, el extraño encanto de la criatura y cómo intentan entablar una relación pacífica con el pueblo submarino. Hasta que la mezquindad humana acaba por imponerse con catastróficas consecuencias. 

El final, más que interesante, insinuando un ciclo sin fin. El barco que llega con el relevo del meteorólogo se encuentra la cabaña vacía y un farero de lo más extraño. 

Primera novela de Albert Sánchez Piñol (conocido por ser el autor de la polémica Victus; polémica por los tiempos que corren, claro) y adquisición en el Círculo de Lectores, se deja leer pero no tiene mucho más recorrido. Aún así, los aficionados a los Mitos disfrutarán, sin duda. 

El autor


Y resulta que hoy, buscando imágenes para ilustrar esta entrada, resulta que tiene adaptación cinematográfica a la vista. Cosas veredes, amigo Sancho. 

Un aprobadillo.

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