sábado, 4 de marzo de 2017

Tarantino desencadenado

Lo diré al principio, para que nadie se lleve a engaño: no soy yo mucho de Tarantino. Hay muchas películas que no he visto (Reservoir dogs o Kill Bill, por ejemplo y sin ir más lejos). 

¿Entonces?

Es que todo el mundo habla bien de él, a todo el mundo le gusta su cine y he querido volver a probar... El resultado fue, bueno... hay cosas buenas y cosas malas...



Empecemos con Malditos bastardos

Tiene grandes momentos, como el comienzo, que es brutal y permite ya desde el inicio descubrir esa joya del personaje (y actor) Christopher Waltz. Muy de Tarantino, grandes diálogos, un mal bicho... Es uno de esos personajes (y actores) que puede pasar a la Historia del cine. 

Brad Pitt tampoco está mal, y una pena lo poco que dura Michael Fassbender. Y Diane Krüger, que casi se me olvida. Después de Troya le perdí la pista a esta señora. 

A veces parece que Malditos bastardos no se toma en serio a sí misma, que es una parodia del género bélico. Seguramente lo sea, pero yo no tengo paladar para saborear las segundas, terceras o cuartas lecturas que los exégetas de Tarantino puedan hacer de sus películas. 

¿Quiere hacer usted uso del comodín de la llamada, quizás?


Django desencadenado también tiene sus momentos. Además de Christopher Waltz (gracias, Dios mío) y un más que correcto Jamie Foxx, he de reconocer que Leonardo Di Caprio está gigante en su papel de esclavista odioso, siendo sus escenas con Waltz de lo mejor de la película. 

Reconozco también que me reí mucho con las desventuras de la banda del Klan y los capirotes hechos a mano y que tiene grandes momentos. Samuel L. Jackson es también un regalo que hay que disfrutar, pero la ensalada de tiros y el baño de sangre del final fue superior a mis fuerzas. Lo reconozco, dejé de ver como los últimos veinte minutos. 



Como resumen, diría que agradezco a Tarantino el descubrir a Christopher Waltz, que tiene diálogos dignos de escuchar una y otra vez (más que nada por la aparente poca relación con los hechos que tienen y la ida de olla que suponen). Supongo que es un maestro en lo suyo, pero no está hecho para mí. O yo no estoy hecho para él, más bien. 


¿Un negro dormir en la casa grande?


Tarantino es para los tarantinianos, lo tengo claro. Pero para poder hablar hay que experimentar...

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