domingo, 7 de mayo de 2017

A todo vapor

Última novela propiamente dicha del Mundodisco (y penúltima en la serie total) propiamente dicho, en la que el gran Pratchett continúa narrando cómo los avances de la civilización y la Revolución Industrial llegan al mundo de fantasía que ha desarrollado durante todos estos años. 

La imprenta, el telégrafo, el servicio de correos, los bancos... todos ellos han sido tratados desde el particular prisma de este genio sin par y han enriquecido un universo de fantasía ya de por sí lleno de alicientes para el lector aficionado. 



En esta ocasión, Húmedo Von Mustachen será requerido por el Patricio Vetinari para desarrollar el Servicio de Ferrocarril de Ank-Morporkh, que sin duda ayudará a aumentar el comercio y la riqueza entre las distintas zonas del Mundodisco. 

Es entonces cuando Von Mustachen debe enfrentarse a muchos problemas, desde la impaciencia de Vetinari a que se abra el ferrocarril a Überwald hasta los ataques y sabotajes de una facción de enanos que se opone a todo tipo de progreso, pasando por la avaricia de los dueños de aquellos terrenos que deberán ser expropiados para poder tender las vías y construir apeaderos, estaciones y puntos de abastecimiento. 

Y Pratchett recrea con maestría ese extraño influjo que las locomotoras de vapor siempre han tenido sobre el común de los mortales, máquinas bellas en su complejidad y dotadas de un romanticismo clásico que hace que muchos niños las pidan para reyes, eso sí, a escala. Y padres e hijos se quedan embobados mientras una pequeña locomotora da vueltas y vueltas sobre raíles de juguete. 

Además de alguna que otra sorpresa en referencia al Bajo Rey de los enanos, todo está descrito con la habitual maestría de Pratchett, aunque no con tanta alegría como en títulos anteriores. Quizá porque ya se veía cercano el fin, no lo sé, pero aunque tiene algún momento hilarante, A todo vapor es más de pensar que de reir. 

Es muy interesante comprobar la evolución de su obra desde El color de la magia, pasando de lo que sería una parodia más o menos inteligente de los clichés de la Fantasía a una mordaz crítica de la sociedad de nuestro tiempo basada en esa misma Fantasía. 

Es una pena su pérdida, relativamente joven, porque sin duda han quedado en el sombrero muchas historias por contar. Pero lejos de entristecernos debemos alegrarnos por haber tenido la oportunidad de leer a uno de los autores más inteligentes de la literatura actual. 

Bonita estampa, ¿no?

¡Ah! Y las barbas de un enano esconden más de lo que parece.




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