domingo, 9 de julio de 2017

The imitation game

Dicen los expertos que descifrar el código de la máquina Enigma salvó vidas y acortó el rumbo de la Segunda Guerra Mundial. Enigma, un código diabólico y considerado indescifrable, pudo romperse gracias a una mezcla de tesón (el del grupo de desencriptadores en Gran Bretaña) y fortuna (la captura de una máquina Enigma completa y funcional y un libro de claves). 

El grupo de desencpritado más importante se encontraba en las instalaciones de Bletchley Park y ellos se llevaron el mérito de ganar esta guerra secreta. 


Benedict Cumberbatch, el Alan Turing de ficción


Secreta no solo porque se luchaba con el intelecto y no con la fuerza de las armas, sino que tras el desencriptado del código, los Aliados actuaron de tal forma que los alemanes no sospecharon que su código indescifrable había sido vulnerado. 

En Bletchley Park se dieron cita algunos de los cerebros más brillantes del Imperio Británico de entonces, matemáticos en su mayoría, y genios precoces en su campo. Pero, sin duda, sobre ellos destaca el genio de Alan Turing (Benedict Cumberbatch)

The imitation game es la historia, más o menos verídica, de este grupo y de Alan Turing. Nos cuenta las vicisitudes que tuvieron que pasar, los altibajos emocionales y cómo la particular personalidad de Turing fue una fuente de problemas de convivencia durante mucho tiempo, pero también un mal menor por poder contar con su genio. 

Alan Turing, el de verdad

Mediante una narrativa que entremezcla el pasado (años cuarenta) con el presente (años 50), se ahonda también en los aspectos más escabrosos de la biografía de Turing: su homosexualidad y su condena a la castración química que le llevó al suicidio con poco más de 40 años. Solo después de sesenta años recibió el "perdón real". 

La verdad es que la película no aporta gran cosa sobre otros biopics. No en vano, muchos de ellos buscan ser más una hagiografía del personaje que una narración fiel a los hechos sucedidos. Y, para qué negarlo, en algunos momentos resulta aburrida. Incluso bastante aburrida. 

Como suele ser habitual, solo la presencia de Benedict Cumberbatch es suficiente para elevar el nivel, pero en esta ocasión no me parece suficiente. 

Una peli sobrevalorada en exceso, quizá por el gusto que hay por este tipo de películas y porque suelen venir cargaditas de premios y nominaciones.

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