miércoles, 18 de octubre de 2017

Guardianes de la galaxia Vol.2

La primera parte de Guardianes de la Galaxia fue un ni fú ni fá para mí. No sé si fue porque el hype que acompañaba la película hizo que las expectativas fueran muy altas y, por comparación, el resultado fue decepcionante. O quizá porque la vi en medio de un viaje agotador desde Lisboa hasta Gijón, incluyendo un avión a Madrid y un autobús nocturno hasta la capital de la Costa Verde. 

Así que tampoco es que me hiciera especial ilusión ir a ver Guardianes de la Galaxia Vol.2 y, además, hacerlo en el cine gastando una pasta gansa (el tema de los precios de las entradas y accesorios, daría para una entrada en sí misma). De hecho, el mayor aliciente que tenía era ir con mi buen amigo Óscar y reencontrarme con otro buen amigo, Rafa, al que había perdido la pista y no había vuelto a ver desde hace veinticinco años. 



No sé si fue por la compañía, o porque yo estaba más receptivo, pero el Vol.2 es una peli que merece mucho la pena y que tiene de todo: acción, efectos especiales, chicos buenos, malos retorcidos, cameos... ¡sale hasta Sylvester Stallone, como líder de los contrabandistas!

Kurt Russell hace de Ego, una entidad cuasidivina en el universo marveliano que seguramente es más conocido para los lectores de tebeos que para los espectadores de películas. Resulta ser un maluto más que interesante y más poderoso de lo que se piensa inicialmente.

¡Qué malotes!

Los secundarios también resultan ser una parte importante del éxito. Desde los que salen apenas unos segundos o pocos minutos hasta los que son más permanentes. Muchos tienen algún rasgo que los diferencia del típico figurante plano, y están al servicio del tono humorístico de la película. 

Pero lo mejor de Vol.2 es el grupo protagonista: desde Starlord hasta Gamora, pasando por Drax y Rocket y los nuevos Mantis, Yondu y Nebula. Todos tienen sus matices, sus puntos fuertes, enganchan al público... y como grupo son lo mejor de Marvel en la gran pantalla. Con mucha diferencia. 

No me olvido de Groot, en su versión de Baby Groot. Cada vez que sale en pantalla, desde la escena inicial con el bicho al que deben matar, hasta haciendo de recadero en la nave de Yondu o intentando aprender qué botón debe apretar para detonar una bomba en las entrañas de Ego. O, épico, el corto de los créditos finales que introduce el Vol.3

¿Yo soy Groot?
¡Yo soy Groot!


Creo que no tengo que añadir que me ha encantado y que, por lo menos para mí, está muy por encima del Vol.1


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