domingo, 11 de febrero de 2018

Mad Men (T1 a T7)

Mad Men es, principalmente, la historia de Don Draper. Una serie en la que nunca pasa nada, pero que engancha de una forma que no es habitual, desde la particular cabecera hasta los títulos de crédito amenizados con una canción icónica de la época.



Engancha sin necesitar fuegos de artificio en forma de efectos especiales o historias rocambolescas como puntos de partida. Ni mucho menos. Mad Men se basa primero en los personajes y luego en las historias, cotidianas, de todos ellos. 

Nunca pasa nada en Mad Men, pero los cincuenta minutos que dura cada capítulo se pasan en un suspiro. Una y otra vez, capítulo a capítulo, temporada a temporada. 



Una serie esclava de la época que reproduce. Una serie donde se bebe, se fuma, los hombres son cazadores que miden su éxito en las piezas que logran, y las mujeres se dejan cazar. Una serie en la que los roles sexistas están muy marcados. 

Don Draper es el protagonista absoluto, un hombre que ha tomado prestada la vida de otro y que tiene un don, el don de vender ideas como si fueran churros. Un hombre de éxito que nunca está satisfecho con lo que tiene, que siempre quiere más, quizá porque sabe que lo que está viviendo no es suyo. 

Pero él no sería nada sin una pléyade de personajes secundarios que enriquecen el universo de lo cotidiano: Peggy Olson, Pete Campbell, Roger Sterling, Bertram Cooper, Betty y Megan Draper, Joan Harris, Ken Cosgrove, Stan Rizzo... prácticamente todos ellos tienen algo que aportar, algún matiz que los hace diferentes y llenos de contenido. 



Son siete temporadas, noventaidós capítulos, de pura poesía televisiva. 

He visto muchas series en mi vida, grandes clásicos de los años setenta y ochenta del siglo pasado, cuando solo había dos cadenas de televisión. De algunas de ellas, guardo el recuerdo de que son espectaculares, de lo mejor que se ha podido ver en la televisión. Mad Men no desmerece en nada a ninguna de ellas. No solo eso, sino que va directamente al Olimpo de las series. 



Es fascinante pasear por la vida de Don Draper, desde el principio, su ascenso, su inconformismo y voracidad y ese aparente descenso a los infiernos que lleva a los capítulos finales. Una vida que se resume con maestría en esa sonrisa al final capítulo postrero de la última temporada. Un magnífico colofón para una serie magnífica que, además, ha sabido cerrar cada una de las historias vitales de los personajes más importantes. 

Mad Men es, sin ninguna duda,  una de las mejores series de la Historia de la Televisión y será recordada durante años. 




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