domingo, 18 de marzo de 2018

Spider-Man: Homecoming

Spiderman es uno de los personajes más icónicos de Marvel y que desde más tiempo lleva en las pantallas tanto de cine como de televisión (desde la serie animada de los años 70 del siglo pasado). 

En cuanto a las adaptaciones televisivas, las mejores sin duda fueron las de Sam Raimi y Tobey McGuire (el rostro de Peter Parker), excepto la tercera parte que fue una ida de olla bastante grande, con demasiados malotes para el metraje, aunque lo de Venom está bastante logrado. 

No obstante, cualquier película de las de Raimi le da mil vueltas a las dos siguientes, protagonizadas por un Andrew Garfield que nunca fue creíble en el papel de estudiante de bachillerato. La segunda, El poder de Electro, es la peor de las cinco totales con una gran diferencia sobre su inmediata perseguidora, sea la que sea. Lo mejor de estas películas es la presencya de Bryce Dallas Howard en el papel de Gwen Stacey. 



Así que se produjo un nuevo reinicio de la saga. Esta vez Peter Parker tiene el rostro juvenil de Tom Holland, que sí da el pego como adolescente y recuerda mucho a la actitud de Parker en los tebeos. Por si acaso, tenemos también a Tony Stark como mentor del joven Parker, tras lo que vimos en Vengadores: Civil War y la aparición estelar del trepamuros. Quizá un motivo para enganchar a los fieles espectadores del Universo Marvel... pero sirve para darle a Peter un traje nuevo y ultratecnológico, al estilo del que vestía en la Civil War de los tebeos. 



El joven Parker desea con todas sus fuerzas convertirse en uno de los Vengadores y trata de hacer méritos, se siente desaprovechado al detener a ladrones de poca monta en su vecindario, hasta que durante lo que parece un asalto normal a una tienda, Peter se cruza en el camino de Adrian Toomes, el Buitre. 

Toomes trabaja como contratista del gobierno retirando los escombros provocados por el combate de los Vengadores contra los Chitauri, cuando encuentra un artefacto alienígena. Es entonces cuando los representantes del Gobierno rescinden su contrato e incautan el artefacto. Pero Toomes es más listo que el hambre y ha podido recuperar algo más, que utiliza para fabricar sofisticado armamento con el que trafica. 

Evidentemente, tenemos ya el conflicto en el que nuestro amigo Peter destacará como defensor del Bien. Pero Spider-Man: Homecoming no es solo eso. Esa historia de buenos y malos está adornada con chistes, chascarrillos, bromas y mucho humor, lo que se agradece mucho. Peter y su amigo friki, que le descubre en su habitacion cuando entra por la ventana con su ropa de trabajo puesta, son un par de perdedores sociales y brillantes estudiantes. 



Un personaje por derecho propio es la IA del traje, a la que Peter llama chica del traje en un alarde de originalidad. Conversa con él, como si fuera Siri, le explica los entresijos del traje e incluso le da consejos en materia de chicas... 

O la risa que pasas cuando Peter descubre el protocolo Ruedines. O cuando prácticamente acosa a Happy Hogan llamándole continuamente al móvil para preguntar por lo suyo... 

Y sí, es verdad. Michael Keaton hace del Buitre uno de los mejores villanos del Universo Marvel. Es un tipo frío y calculador que, con una sola mirada, parece que desnuda al contrario. La escena en el coche con Peter, plagada de sobreentendidos, diciendo pero sin decir... es por sí misma aterradora y de lo mejor de la película.

¡Ah, sale Zendaya!


Spider-Man: Homecoming es un más que digno reinicio del personaje. A la altura de la primera película de la trilogía de Raimi, o quizás un peldaño por encima.

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