domingo, 11 de marzo de 2018

The Americans (T3) y (T4)

Lo mejor que se puede decir de las temporadas 3ª y 4ª de The Americans, es que no pierde interés. A pesar de que en esta ocasión no hay un enemigo final reconocible, o de que no haya un momento climático al estilo de la T2. 

En estas T3 y T4 vemos más que nunca los entresijos del trabajo diario de Philip y Elizabeth, cómo van creando vínculos con sus agentes, haciéndoles poco a poco dependientes. Aunque también hay momentos en los que esos agentes desaparecen, después de haber estado presentes en varios capítulos, como si de repente dejaran de ser importantes. 



Es el caso de la chica de instituto, cuyo padre trabaja en un departamento gubernamental y con la que Philip construye una relación bastante problemática desde el punto de vista moral (Philip tiene una moral que le hace un personaje muy interesante) para conseguir, primero poner una grabadora en su maletín y poder retirarla cada cierto tiempo, después. Este es sin duda el caso más sangrante, aunque todavía no sabemos si ha sido un modo como otra cualquiera de rellenar metraje o si en realidad aguarda algo más importante. 

Lo principal ha sido la vida familiar del matrimonio y en especial con su hija, que sospecha que sus padres son algo más de lo que dicen ser, hasta que a finales de la T3 se lo sueltan así, de sopetón, que la chica lo flipa bastante. Imporante para el desarrollo de la historia durante toda la T4, todo hay que decirlo. 

Mientras tanto, continúa esa relación extraña que mantiene Martha con Philip (bueno, con su otro yo), hasta que la cosa se va de las manos... el desenlace, en la mejor tradición de la literatura de espías de los setenta y ochenta, deja alguno de los mejores momentos de la T4 y son un ejemplo de que no hay que dejar el clímax para el final de una temporada, sino que se pueden producir en cualquier momento y ser aún más espectaculares, por aquello de lo inesperado. 



Impactante, por lo inesperado del desenlace (aún lo recuerdo con un escalofrío), es el desarrollo de la historia de Nina Krilova que, recordemos, fue deportada a la Unión Soviética después de mantener una relación con el agente del FBI Stan Beeman (aka el vecino de enfrente). 

Como también es impactante la salida definitiva de la serie del agente Gaad. Buf, otra que no me ví venir.

Y uno de los momentos que mejores recuerdos me ha dejado es el capítulo en el que Philip y Elizabeth entran en el taller encargado de la reparación de los robots que reparten el correo en el FBI, una noche a altas horas de la madrugada, para encontrarse con que en la oficina está la anciana madre del dueño, haciendo unas horas extras porque no puede dormir. La conversación que mantiene con Elizabeth es de lo mejorcito que he visto en TV en mucho tiempo.

The Americans continúa siendo una serie de personajes, y en esto se mantiene dentro de una brillantez excelsa. Es una serie como las de antes, sin pirotecnia de efectos especiales que distraiga al espectador, con historias profundas, personajes con relieve y un desarrollo parsimonioso hasta llegar a los desenlaces de los diferentes hilos narrativos. 



Estoy deseando ver la T5, que no me dará tiempo de hacerlo antes de que se estrene la T6 dentro de unas pocas semanas.  

Una serie a disfrutar, que además no van a estirar como el chicle y ya tiene fecha de finalización.


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